1. Imagina mi sorpresa


    Fecha: 23/12/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... única opción, me había dado cuenta hacía años, sería romper mi matrimonio con Mike, dejarle totalmente, porque había dejado completamente claro que en su casa las esposas desafiantes serían corregidas de inmediato, por completo, físicamente. Puesto que no tenía deseo de dejarle, mi única elección era sentarme y esperar el castigo inevitable, sentarme, sabiendo que sería la última vez en horas que podría hacerlo, y esperar, arrastrando la piel de mi trasero.
    
    Realmente, no era cierto, reflexioné honestamente. Tenía otra elección: la obediencia. Mike nunca me había azotado por lo que no fuera desobediencia o desafío abierto y calculado. Igual que las otras veces, hubiera tenido una oportunidad esa noche cuando había ido de compras, sabiendo con plena exactitud lo que ocurriría si me pillaba. Bien, reflexioné, reculando, eso no era del todo cierto: unos azotes, sólo unos, no encajaban en la pauta.
    
    Apenas podía soportar recordar la vez que había conducido todo el camino y observé como la expresión de Mike iba desde una sonrisa feliz y viraba a incredulidad y luego a furia completa en cuestión de segundos: había visto que no llevaba el cinturón de seguridad. Mis explicaciones frenéticas de que había parado en el almacén local a sólo dos millas por la autopista, se hicieron desesperadas cuando me arrastró fuera del coche y me cargó en hombros, pero no me sirvieron de nada. Como veterano de muchos horribles accidentes de autopista, mi marido es un fanático del uso de los ...
    ... cinturones de seguridad. Precisamente aprendí hasta qué punto era fanático en los siguientes y terribles minutos. Esta vez no había sido un marido racional sermoneando tranquilamente sobre la desobediencia en la calma de un estudio en penumbra. Mike me había hecho desnudar, y ponerme en lo alto de una valla de raíles cortados a la vieja usanza, que rodeaba nuestro patio, en unos instantes, y se quitó y dobló el cinturón y lo cogió en la mano en un instante más. Aquella sesión no había sido de azotes; había sido una flagelación, pura y simplemente. No me pude sentar cómodamente en tres días. Mike se había disculpado más tarde por las astillas de mi vientre, pero nunca por los moretones en mi trasero y a partir de ese día, siento una crispación frenética de miedo si simplemente se pone en marcha el motor de un coche conducido por cualquier otro antes de que mi cinturón de seguridad esté abrochado.
    
    Mirando hacia atrás, sin embargo, me doy cuenta que de todas las sesiones de castigo que he sufrido, esa fue la única con respecto a la cual me siento totalmente en paz. Podía entender perfectamente por qué Mike era tan maniático sobre el uso de los cinturones de seguridad, y, aunque hubiera estado en el extremo receptor de su cinturón, podía aceptar su reacción. Pero ésta... lo que iba a ocurrir en... miré al reloj... justo unos minutos a partir de ahora... ésta era diferente. Podría dejarlo estar, si quisiera, darme otra oportunidad, ser más comprensivo, más liberal, menos chovinista. ...
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