1. Abusé de la soltería de mi tía Amparo


    Fecha: 05/12/2022, Categorías: Incesto Autor: Alphy Estevens, Fuente: CuentoRelatos

    ... que el efecto relajante del vino me estaba haciendo efecto. Igual la tía. Eran famosas sus alegronas cuando bebía. Le gustaba bailar, cantar, recitar poesía. Se transformaba cuando se tomaba cuatro copas.
    
    La velada transcurría relajada y amena. Mi tía se recostaba de la baranda de acero del balcón y respiraba con entusiasmo la brisa marina que nos arropaba. El espectáculo de sus tetas al aire, de sus nalgas bailoteando en su pijama y el recuerdo del afortunado accidente horas atrás, habían devuelto mi entusiasmo por desear a la tía Amparo.
    
    -Tía, qué raro que no te casaste. No logro comprender como una mujer tan bella como tú no haya conseguido un hombre que le gustaras -Solté esa pregunta despreocupado.
    
    -La vida, Gustavito, la vida. Dejé pasar muchos trenes y ya ahora tan vieja y desgastada no creo que consiga algo bueno -me dijo con nostalgia.
    
    -¡Desgastada y vieja, por dios! -Exclamé.
    
    -Pero tía, ahora es que estás operativa. Mírate ese cuerpo que te gastas -agregué con entusiasmo.
    
    -¿Tú crees, sobrino? Me siento gorda y aporreada. Mi época ya pasó -agregó con un suspiro arrancado de sus adentros.
    
    Se volteó hacia mí y señalando sus piernas me dijo:
    
    -Toca aquí para que veas. Están gordas y flácidas.
    
    Subió su pijama unos centímetros y me señaló donde quería que la tocara.
    
    -Toque, no le de vergüenza, toque para que lo compruebe.
    
    Aquella invitación me desarmó. Torpemente acerqué mi mano a su muslo descubierto y sentí un corrientazo que erizó ...
    ... hasta el último de mis bellos.
    
    -¡toque sin miedo, no ve lo que le digo!
    
    Puso su mano sobre la mía y me empujó a seguir tocando con más ímpetu.
    
    -yo sé lo que le digo. He perdido condiciones -agregó
    
    -Qué va tiita bella, sus muslos están más firmes que muchas carajitas de veinte. Son preciosos, además.
    
    -Tú crees. No me engañes que yo soy tu tía.
    
    -No tía le digo la verdad. Es más, le voy a confesar, me gustan más que los de Sandra.
    
    -Tu si eres tonto muchacho, como vas a decir eso. Tu mujer tiene un cuerpo espectacular-
    
    -No la engaño tía. ¿Siente cómo se resisten a la presión que le ejerzo?
    
    Mi mano recorría aquel músculo terso y presionaba con fuerzas para señalar a la tía su tonicidad y buena condición física.
    
    -Bueno, sí. Tal vez mis muslos no estén tan estropeados pero mis nalgas si es verdad que dan tristeza.
    
    Bebimos un trago más y se arremangó aún más el pijama y me mostró su trasero ligeramente cubierto por un bikini negro que contrastaba esplendido con la piel blanca de sus glúteos. Ciertamente, aquel par de calabazas, mostraban la incipiente celulitis que más que afearlas, le daba un aire de madurez exquisita. Ante tal espectáculo, mi pollón estaba a punto de derramarse en mieles.
    
    -Vea, sobrino, no le estoy mintiendo. Ahí sí estoy maltratada. Por más que me digas que no, yo sé que no lucen bien. Toque para que se cerciore. Toque -me invitó sin ninguna pena.
    
    Enseguida coloqué mis dos manos sobre su despampanante trasero y lo masajee con ...
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