1. Abusé de la soltería de mi tía Amparo


    Fecha: 05/12/2022, Categorías: Incesto Autor: Alphy Estevens, Fuente: CuentoRelatos

    ... mediana y sus pechos bien proporcionados no escapaban a la sinfonía que representaba su bien tonificado cuerpo. Siempre había usado el pelo corto. No era muy dada a exhibir sus atributos. Sus últimos años los había dedicado a viajar y a las actividades que organizaba la casa parroquial de su pueblo. ¡Qué desperdicio!
    
    La dejé en su habitación y subí a la mía a darme un merecido baño. Estaba con el rostro impregnado de grasa y monóxido, atrapados en la vieja terminal de autobuses mientras esperaba la llegada de mi tía. Debajo de la regadera, mis pensamientos se remontaron a mi adolescencia. Mi polla se endureció, al recordar los años que visitaba la finca de mi abuelo y en donde disfrutaba de ver a la tía bañarse en la piscina. Muchas pajas me hice en esa época por ella. Evocar esos momentos, me produjo una erección como tenía tiempo que no me ocurría. Si no me masturbé con esas imágenes de otrora y con la cercana presencia de mi protagonista, fue debido a que desde abajo escuché una voz que me llamaba con sobresalto.
    
    -Albertico, Albertico, ven pronto, por favor.
    
    Tomé mi bata de baño y sin secarme bajé presuroso a donde estaba la voz que me llamaba.
    
    -¿Qué pasó tía, cuénteme?
    
    -Ay mijo, me doble el tobillo en la ducha, me duele mucho -exclamó.
    
    -Qué broma tía, déjame ayudarte a ir a la cama, para ver cómo está tu tobillo -le dije.
    
    La tomé por el brazo y la sujeté fuerte para guiarla hasta la cama. Con la caída, la tía apenas había cubierto su cuerpo con una ...
    ... toalla playera. El espectáculo que veían mis ojos me produjo una calentura de mil demonios. El trayecto de unos tres metros de la ducha a la cama fue eternos. Su olor a jabón y el pelo aun sin secar, alteraron mis ya vulnerables sentidos y la erección que había mermado producto de los gritos volvió a tomar ánimos. Entre el esfuerzo por cargarla y el mantener mi bata cerrada para que mi polla no se escapara, me produjo un momento estresante. ¿Qué pensaría la tía si notara mi desaforado pollón fuera de sí? A duras penas la tumbé en la cama y con rapidez reforcé la tira que aseguraba mi bata de baño.
    
    -Ay, ay, me duele mucho -exclamó tirada en la cama con la toalla cubriendo a medías sus espectaculares piernas.
    
    -Déjame ver tiita. ¿Dónde te duele?
    
    -En el tobillo sobrino, Santo Dios bendito, que torpe me estoy poniendo -agregó con una mueca de dolor.
    
    Me senté a su lado y subí su pierna sobre mi muslo y le agarré con mucho cuidado el tobillo que se había lesionado. Mi espada estaba que quería ser desenvainada para librar aquel combate imposible. El roce de su pierna con la mía y la imagen de sus muslos desnudos que apenas estaban cubiertos por la toalla, me hicieron derramar ingentes cantidades de lubricante en mi cañón. Mientras sobaba su tobillo, no quitaba la vista de su entrepierna buscando algún descuido para ver su vedado coño.
    
    -Me duele sobrino, me duele. Pero creo que no fue mayor cosa porque ya me está pasando -me dijo en tono más calmado.
    
    Al oir su voz, ...
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