1. El juez vengativo y su cuñada embarazada


    Fecha: 02/12/2022, Categorías: Incesto Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    ... folló con suavidad para que Eugenia siguiera mamando sin que la verga del juez le saliese de la boca, verga que por más que la meneaba y mamaba no pasaba de ponerse morcillona. Eugenia le dijo:
    
    -No se pone dura, cuñado.
    
    -Necesita tempo.
    
    Lo que necesitaba era un bombín de hinchar las ruedas de las bicicletas. En fin, el caso fue que las enormes manos del bicharraco magreando sus tetas y la verga entrando y saliendo de su coño la fueron llevando a un punto sin retorno. El viejo juez lo notó en las mamadas que le hacía, ya que sus babas mojaban sus pelotas y sus manos y su boca apretaba más su verga. Le dijo:
    
    -Deja de mamar y mírame a los ojos, quiero saber lo que ve mi hermano cuando te corres.
    
    Eugenia hizo lo que le dijo. El bicharraco le apretó más las tetas y le dio más aprisa. El juez vio cómo a Eugenia se le cerraban los ojos de golpe y se corría gimiendo y sacudiéndose cómo una vara verde azotada por un temporal, le dijo:
    
    -Abre los ojos y mírame, Eugenia.
    
    Eugenia abrió los ojos y quiso mirar al viejo, pero no pudo, ya que tenía los ojos en blanco.
    
    El juez, medio empalmado, se levantó de la silla, se sentó en el borde de la cama y le dijo al bicharraco:
    
    -Tráela, socio.
    
    El bicharraco la cogió por la cintura, la levantó y se la echó encima de la cama. El juez metió la cabeza entre sus piernas y comenzó a lamerle el coño para limpiarlo de semen. Al mariconazo le gustaba el semen más que el brandy con leche caliente que tomaba todas las noches ...
    ... antes de meterse en cama. A Eugenia le produjo un morbo brutal sentir cómo se tragaba sus jugos y la leche del bicharraco. Le agarró la cabeza con las dos manos y movió la pelvis de abajo a arriba y de arriba a abajo. Al juez le gustaba que lo hiciera, ya que cuanto más se movía más leche y jugos salían de su coño. Poco después Eugenia estaba punto de desbordar, pero el juez también quería correrse, así que se echó boca arriba. Con la polla casi dura, le dijo:
    
    -Móntame.
    
    Eugenia le bajó los pantalones, subió encima del juez, cogió la verga, metió la cabeza y la sujetó mientras el viejo se la metía hasta las trancas. El bicharraco, empalmado cómo un burro, le volvió a dar con la fusta con poca fuerza.
    
    -Tras, tras, tras...
    
    La polla entraba y salía engrasada del coño, muy engrasada. Eugenia estaba tan cachonda que le comía la boca a su cuñado. En aquel momento le comería la boca a un cerdo. Al juez se le puso la verga dura. Eugenia estaba que echaba por fuera. El bicharraco dejó de darle con la fusta, la cogió por la cintura, le lamió el ojete y jugó con la punta de la lengua en la entrada... Cuando se lo folló con la punta de su lengua, Eugenia ya no aguantó más y exclamó:
    
    -¡Me corro!
    
    Se corrió cómo una loba encharcando de jugos la polla de su cuñado y gimiendo y sacudiéndose cómo era costumbre en ella.
    
    Tiraba del aliento cuando sintió cómo el capullo de la polla del bicharraco se frotaba contra su ojete.
    
    -Mete poco a poco que con ese cipote me podrías ...
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