1. El juez vengativo y su cuñada embarazada


    Fecha: 02/12/2022, Categorías: Incesto Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    ... correr.
    
    Victorine sacó pecho.
    
    -Esa soy yo, hago que se derritan las mujeres.
    
    Ya no le preguntó nada más, la masturbó y le devoró las tetas y la boca hasta que Eugenia le dijo:
    
    -¡Me voy a correr!
    
    Victorine dejó de masturbarla, se metió entre sus piernas, le clavó la lengua en el coño, y al quitarla llena de babas, le preguntó:
    
    -¿Quieres correrte en mi boca?
    
    -Sí, cariño, sí.
    
    Le volvió a clavar la lengua en el coño, Eugenia movió la pelvis de abajo a arriba y alrededor con la lengua dentro y se corrió cómo una burra, diciendo:
    
    -¡Bebe, cielo, bebe!
    
    Eugenia le llenó la boca de jugos, jugos que Victorine se tragó con delicia.
    
    Al acabar de correrse, Victorine le dio un pico y le preguntó:
    
    -¿Te gusto ver cómo soy cuando me caliento?
    
    -Sí, mucho.
    
    -¿Jugamos otra vez?
    
    -No, es qué...
    
    Desanudando las medias le dijo:
    
    -Es que yo solo era un antojo. ¿A qué sí?
    
    -Mujer, dicho así...
    
    -Se esperar. Todas volvieron a mí y tú no vas a ser menos.
    
    Tres días después entraba Eugenia en la habitación de su cuñado. Una habitación decorada lujosamente. El juez estaba sentado en una silla. Eugenia le dijo:
    
    -Aquí me tienes.
    
    -Arrodíllate.
    
    Eugenia no esperaba aquel recibimiento.
    
    -¡¿Qué?!
    
    Oyó una voz a sus espaldas que le dijo:
    
    -¡Qué te arrodilles, coño!
    
    Pensó que era el mayordomo, ya que la había llevado hasta allí. Miró para atrás y no era el mayordomo, era un treintañero de casi un metro noventa de estatura, con la cabeza ...
    ... rapada, desnudo y con una fusta en la mano. El bicharraco era todo músculo, y estaba tatuado en pecho, espalda, brazos y piernas, hasta tenía un corazón tatuado en su gran verga. Tenía una pinta de delincuente que tiraba para atrás. Eugenia se asustó, se arrodilló y le preguntó a su cuñado:
    
    -¿Qué es esto?
    
    -Tu pena por ser una puta.
    
    El bicharraco dio con la fusta en la palma de la mano izquierda y Eugenia se quedó muda. El juez le dijo:
    
    -Desnúdate, adúltera.
    
    Eugenia se levantó y se quedó en cueros.
    
    -Ven junto a mí caminando de rodillas.
    
    Sintiendo los suaves golpes la fusta en sus dos nalgas fue a gatas junto a su cuñado.
    
    -Aquí estoy para lo que mandes cuñado.
    
    El bicharraco le dio con fuerza y la fusta sonó ahora con fuerza en sus dos nalgas.
    
    -¡Tras tras!
    
    -¡Ayyy!
    
    La voz del bicharraco le iba a sonar autoritaria.
    
    -¡Señoría!
    
    Eugenia vio que el bicharraco de la fusta no se andaba con bromas.
    
    -Aquí estoy para lo que mande, señoría.
    
    El viejo juez estaba gozando con el dolor ajeno.
    
    -Levántate, inclínate y mama mi polla.
    
    Eugenia se inclinó, le abrió la cremallera del pantalón y se encontró con la verga flácida. La cogió y le lamió el capullo al tiempo que sentía cómo el bicharraco le comía el culo, le comía el coño y le daba con la fusta... Cuando metió la polla en la boca miedo tenía de que le cayeran golpes fuertes con la fusta, pero lo que le cayó fue una clavada de verga que le hizo exclamar:
    
    -¡Qué pepinazo!
    
    El bicharraco la ...
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