1. Susana y Papá Noel


    Fecha: 26/11/2022, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... pinturas y artículos de dibujo técnico-, y una surtida librería infantil. El villancico “¡Ay chiquirritín!”, en una versión para orquesta de cuerda sin voces, sonaba como música ambiente.
    
    Al entrar en la sección de juguetes, vi, contenta, la figura de San Nicolás -el Papá Noel de los europeos, el Santa Claus de los norteamericanos-, sentado en su trineo, rodeado por ocho renos de cartón plastificado y acompañado por varios niños que hacían cola para entregarle sus cartas, llenas de peticiones de regalos. Como soy bastante traviesa y me aburría, me puse a la cola. Siempre me ha caído bien Papá Noel y, además, en aquel momento, no tenía nada mejor que hacer. Delante de mí había dos niñas y dos niños, además de la pequeña que en esos instantes estaba sentada en las rodillas del anciano señor del traje rojo. Debo decir que aquel Papá Noel de centro comercial era perfecto: regordete, bonachón, barrigudo y con una larga barba blanca. Ninguno de los niños de la cola superaba los ocho años y tres de ellos iban acompañados por sus madres.
    
    Según supe más tarde, el actor que representaba el papel del amable santo de Bari se llamaba Miguel Ángel Monteagudo. Aquella era la segunda navidad que daba vida a Santa Claus en ese centro comercial. Seguía un ritual con cada niño que apenas sufría variación. Primero, los saludaba con un sonoro “¡Jo-jo-jo-jo!” y un cordial y divertido “feliz navidad” que a los mocosos les dejaba encandilados. Después, los dejaba sentarse en sus rodillas y ...
    ... les preguntaba si se habían portado bien durante el año y qué regalos querían. Se quedaba con la carta de los niños y, como despedida, extraía de un enorme saco que tenía a sus pies un pequeño obsequio que entregaba a sus incondicionales seguidores. Cada regalo iba envuelto en papel de estraza, rosa para las niñas y azul celeste para los niños, y estaba rematado con un lazo rojo. Papá Noel regalaba a todas las niñas una muñeca articulada y a los niños, un hombrecito articulado con aspecto de super-héroe. Los ojillos vivarachos de Papá Noel sonreían con sinceridad mientras hablaba con los niños. Por eso, los pequeñines lo apreciaban y creían en él. Miguel Ángel Monteagudo atendía a cada niño con paciencia, amablemente, escuchando cada una de sus palabras, estrechándoles de vez en cuando contra su abombado pecho y besándoles el rostro a través de su postiza barba blanca.
    
    El actor que hacia el papel de Santa Claus tenía cincuenta años, pero con los atavíos del Santo del Polo Norte parecía mucho más viejo. Estaba divorciado y tenía un hijo, ya mayor. Miguel Ángel trabajaba el resto del año como guardia en el Museo de la Naturaleza y el Hombre, pero su afición a las candilejas le hacía pertenecer a un grupo de teatro de la ciudad con el que había representado durante los últimos veinte años a Buero Vallejo, Muñoz Seca, Moliere, Shakespeare y Dickens, entre otros. Aquel trabajo en el centro comercial le procuraba unos ingresos adicionales nada despreciables ya que su sueldo del ...
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