1. La profesora de autoescuela (III)


    Fecha: 15/11/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: bimont, Fuente: CuentoRelatos

    ... tormenta.
    
    Arrastré el azotador lentamente, suavemente, por su espalda y las nalgas, se le erizaba la piel. Di un paso atrás, golpeé rápidamente entre la tela del tanga y su piel, la punta rozando su muslo. Apareció una pequeña marca roja. Ella gimió y sin darle tiempo a reaccionar seguido de unos más, pasaba de una nalga a la otra, un chillido.
    
    - No me gustaría oírte chillar y no pienso parar hasta que aceptes lo que yo quiera sin rechistar. Voy a hacer de ti una sumisa obediente -Le coloqué la mordaza de bola. Entre azote y azote le acariciaba las nalgas para calmarle un poco el dolor. Cuando le puse bien rojo, le abrí las piernas un poco más y con mi mano deslizándola despacio por entre las nalgas, roce la entrada del ano y baje hasta su coño.
    
    - Estas muy mojada. Puta. ¿Te gusta que tu ama te azote?
    
    Poco a poco su resistencia la abandonó. Me acerqué a la cocina y volví con unos cubitos de hielo. Se los enseñé y soltó una súplica ahogada por la mordaza, después de pasarlos por sus calientes y rojizas nalgas, le abrí los labios de su coño y acerqué el hielo a su clítoris. La ignoré, temblaba y se sacudía, cuando se lo introduje. Pronto un líquido mezcla de agua y de sus flujos se deslizó por los muslos, con la uña del dedo corazón tracé una línea hasta su ano, empecé a hacer círculos, presionando sobre el agujero. Derramé lubrificante y no costó nada que entrase, así que pasé a introducir otro. Cuando por fin tres de mis dedos follaron su culo, jadeaba, movía el ...
    ... trasero lo que le permitía la postura adelante y atrás al ritmo de mis embestidas. Estaba excitada y creí que la penetración anal apenas le había causado una ligera molestia y aprovechando la dilatación cogí un plug, sin preámbulos se lo inserté de una sola vez.
    
    - Te gustan los juguetes de tu hija. ¿No es así? -Movía la cabeza de un lado a otro.
    
    Recogí un consolador más grande y se lo introduje lentamente en su coño. Dejé pasar unos minutos con ellos puestos para que su cuerpo se adaptara a estar lleno y amenazando con azotarla si tan solo uno se salía. Me eché un poco hacia atrás para contemplar sus dos agujeros llenos. A través del espejo observaba su cara, alguna lagrima resbalándose por su mejilla. Marqué suavemente con las uñas arañando la espalda y las nalgas. Cuando ya parecía relajada, consideré que los consoladores ya no la molestaban, cogí el de su coño y lo deslicé fuera casi por completo, luego de nuevo hacia adentro y lo activé en su velocidad. Gimió de puro placer.
    
    - Oh, esto te gusta mucho, ¿no? -Con los ojos cerrados y lo que le permitía la mordaza, gemía y gruñía. Así que sin más preámbulos lo puse máxima intensidad. Su cuerpo se tensó de inmediato y sus gemidos se elevaron. Cuando aprecié que se acerca a su orgasmo lo apagué del todo, rápidamente giró su cabeza, gesto de sorpresa y mirada de impotencia. Aproveché para soltarle la mordaza.
    
    - ¿Qué pasa? ¿Por qué lo has parado?
    
    - Pues porque aún no quiero que te corras... y cállate zorra.
    
    - No ...
«12...6789»