1. Una relación laboral


    Fecha: 04/11/2022, Categorías: Erotismo y Amor Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... manos y allí, de pie como estaba, se aproximó a mí para besarme, diciéndome, Fernando, acaríciame. Y lo hice. Realmente lo quería hacer. Así que puse mis manos en sus caderas y empecé a acariciar la silueta de su cuerpo, de abajo arriba, hasta llegar a sus pechos. Mientras tanto, ella no dejaba de besarme, como aquella vez, delicadamente, con una respiración entrecortada y jadeante. Yo quise prolongar ese momento y seguí acariciando su torso, sus brazos, su cuello y su espalda.
    
    Ella, a continuación, se retiró dos pasos atrás y, simulando bailar, moviendo sus caderas, fue soltando la cremallera de su falda color blanco, dejándola caer a sus pies. Tenía unas botas negras puestas, pero no tenía medias, así que solo quedaba vestida con sus blancas y diminutas bragas. Ver aquella mujer menuda, de pie ante mí, semidesnuda, era todo un espectáculo. Ella cerró sus ojos y permaneció allí, de pie, de modo que seguí acariciándole, ahora desde sus muslos hacia arriba, tardándome un poquito al palpar sus nalgas, tonificadas, abultadas y duras. La atraje hacia mí, pero ella siguió de pie, por lo cual me dediqué a besar sus caderas, su ombligo, su abdomen y sus pechos, e ir subiendo poco a poco, haciéndole inclinarse para acceder a su boca.
    
    Yo no me atrevía a ir más allá y no quería, respetando su pedido, hacer algo que dañara su ideal de aquel momento. Seguí allí mismo, vestido, contemplando lo que ella, según sus palabras, llevaba a cabo por su propia voluntad. Y también, la ...
    ... verdad, no sentía que aquel fuera ni el lugar ni las circunstancias más propicias para seguir el juego de otra manera, así que me limité a ver que más se le ocurría esta sensible mujer.
    
    Ella, todavía frente a mí, empezó a despojarse de sus bragas. No sé qué gesto habré hecho al verla haciendo esto, que ella, llevándose los dedos a su boca, me hizo la seña de que no dijera nada. Entonces, sin entender, aquello, simplemente observé lo que hacía. Dejó caer sus bragas al piso y se acercó a mí, colocando su sexo frente a mi cara. Ella olía muy bien, olía a sexo, pero era un aroma agradable, así que la agarré por sus nalgas y la atraje hacia mí. Quise besar su sexo, pero ella, con delicadeza, se desplazó un paso atrás, así que me entretuve acariciando sus entrepiernas y frotando con una de mis manos su sexo.
    
    Ella permitió que lo hiciera por unos instantes, pero, a continuación, se arrodilló frente a mí, en medio de mis piernas, y, con diligencia, se dispuso a soltar el cinturón de mi pantalón. Pretendí acelerar la maniobra, despojándome yo mismo de mis prendas, pero ella, moviendo su cabeza, me hizo saber que no lo hiciera y la dejara. De modo que me quedé expectante. Ella soltó mi pantalón, bajo la cremallera, metió sus manos en mis pantalones, llegó hasta mi pene y poco a poco lo expuso, frotándolo suavemente, arriba y abajo. Mi miembro estaba duro y con cada caricia de sus manos parecía explotar. Sin dejar de mirarme, muy coqueta, introdujo mi miembro en su boca y empezó a ...
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