1. Una relación laboral


    Fecha: 04/11/2022, Categorías: Erotismo y Amor Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... circunstancias, Xyomi me dice, ¡oye!, antes de que te vayas a tu casa, necesito hablar contigo. Dime, contesté. Me gustaría que estuviéramos a solas en tu oficina, ¿te parece? Así de grave es la cosa, comenté. No, no es nada grave, apuntó, solo que no quisiera que los demás estén pendientes de lo que hablamos. Eso es todo, dijo. Bueno, pues cuando tú quieras, señalé. Despídete, ve adelante y yo llego allá en un rato, Y ¿sabes qué?, no vayas a encender las luces. Me estás asustando, dije. No, para nada, ya tu sabes cómo son de chismosos aquí. Bueno, contesté, nos vemos allá.
    
    Llegué a mi oficina y, tal como ella lo pidió, dejé las luces apagadas y me senté a esperar en mi despacho. Desde allí podía ver, a través de las ventanas, lo que pasaba en la oficina principal. Ella siguió conversando con los demás compañeros y llegué a pensar que se había olvidado de la propuesta, pero, pasados unos interminables minutos, finalmente pareció despedirse y salir de allí. Sin embargo, tardó un poco en llegar a donde yo estaba, lo cual era curioso porque las oficinas estaban ubicadas casi que una al lado de la otra.
    
    Cuando finalmente llegó, simplemente abrió la puerta y entró, Hola, me dijo, casi que no me dejan salir. Es mejor que le pongas llave a la puerta; uno nunca sabe. Así que cerré y eché llave desde adentro. La puerta quedó totalmente asegurada. La invité a sentarse, frente a mí, en una silla, y así lo hizo. Y, sin pensar en otra cosa, empezamos a conversar como siempre. Me ...
    ... dijo que la habían conmovido mucho las palabras del jefe y que aquello era impensable tres años atrás, tiempo en el cual ella había empezado a trabajar allí, y que todo eso que estaba viviendo se debía a mi interés por mejorar las cosas y el apoyo que le había brindado para que la respetaran y que no abusaran de su buena voluntad y deseo de colaboración. Y, con mucho sentimiento, empezó a sollozar.
    
    Yo, realmente, sin saber qué hacer, me limité a dejar que viviera ese momento, sin decir palabra alguna. Al final, se puso de pie y aproximándose hasta quedar frente a mí, me dijo, quiero hacer mi voluntad, agradecerte por lo que has hecho por mí y espero que no me rechaces. Pueda que te parezca extraño, pero es algo que quiero hacer y espero que me entiendas, como siempre lo has hecho. Y, sin decir más, de pie, frente a mí, se despojó de su chaqueta azul turquí. Yo no dejaba de mirarle y ella, sonriendo, hacía lo mismo. Luego fue desabotonando su blusa blanca y, con delicadeza, se la fue quitando, quedando cubiertos sus pequeños pechos con un diminuto y blanco brasier, elaborado en encaje y bordado. Muy bonito.
    
    Luego, de manera muy coqueta y provocadora, se retiró el brasier y, por fin, después de mucho tiempo juntos, pude ver sus pechos desnudo, el color blanco de su piel, la aureola rosada de sus pezones, totalmente paraditos, apuntando hacia arriba. Si yo estaba excitado ante la vista, ella también lo debiera estar por lo que estuviera pensando. Tomó mi rostro entre sus ...
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