1. Como convencer a alguien de aquello que no desea


    Fecha: 03/11/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: fran menon, Fuente: CuentoRelatos

    ... roce para estar seguro, pero parecía que estaba tremendamente mojada. Cuando por fin puse dos dedos tras sus bragas supe que era cierto, estaba tremendamente empapada, sus bragas parecían haber quedado bajo un grifo, incluso había alcanzado también a la pequeña silla. Entonces por primera y única vez se movió, acomodo mejor el abrigo sobre sus piernas y abrazándose a mi brazo colocó su cabeza en mi hombro, retiró mi mano derecha y bajo el abrigo tomó la izquierda acomodándola hasta su coño, bajando las bragas con un movimiento ligero quedaron dos dedos entrando en su vagina, abierta, mojada, mientras mi dedo pulgar rozaba su clítoris. Se agarraba a mi brazo, con fuerza, su gesto era disimulado, pero no podía evita cerrar los ojos, una señora gorda que estaba a su lado pareció no notar ni sentir nada, solo éramos dos enamorados conmovidos por la 'poesía'. Daba pequeñas contracciones, abría y cerraba las piernas, mis dedos estaban dentro, entraban y salían, entonces puso sus labios en mi oreja y susurró con voz cortada 'Más… más rápido'. Mis dedos entraban y salían, había subido el ritmo, ella me guiaba con su mano por fuera, la acompañaba... parecía decir 'así... así... así'... podía oír y sentir el sonido de la vagina haciendo hueco con los dedos, chapotear en el agua cuando al poco rato se vino, apretando fuerte mi brazo, dando un quejido en forma de soplo contenido por sus dientes.
    
    Lo que más me gustaba de Marina era que su conejo siempre estaba dispuesto, caliente, ...
    ... ponía en realidad más intención de la que podía. Sus formas eran las de una adolescente pese a tener veinticinco años y aunque nunca fui el típico hombre dotado de un pene exagerado debía de poner extremo cuidado y excitarla muy muy bien antes de penetrarla porque era bastante cerrada y casi siempre le hacía un poco de daño. De la misma forma ocurrió con su culo, su ano aparecía siempre más dispuesto y abierto de lo que en realidad podía, todos los intentos por penetrarlo resultaron vanos entre sus fuertes sollozos, y ambos siempre terminábamos abrazados consolándonos por el fracaso, es cierto que ninguno teníamos la culpa de su especial y cerrada anatomía que ella suplía con otras ventajas.
    
    Me costó convencerla, fueron meses de charla, de peleas, de tirar la toalla, aún recuerdo sus quejas y lamentos:
    
    -Me tomas por una puta, una cosa muy distinta es que nos impliquemos en juegos de cama y otra muy distinta que me obligues a hacerlo con otros, no sé, en serio, creo que no me gustaría... siempre me gustó elegir a mi… es un juego peligroso, no me atrevo.
    
    Si algo había en este mundo que me la ponía tiesa era imaginar, ver a aquella zorrita chupar, mamar una verga descomunal, sentirla como una perra en celo y abierta sacando semen de una polla enorme. Aquellas charlas quedaron en nada, pasaron los meses y creo que nos mantuvimos unidos porque nunca compartimos mi pequeño apartamento ni la rutina nos atacó como un cáncer nuestras vidas. Una mañana en el trabajo decidí pasarme ...
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