1. Putona por un día


    Fecha: 14/06/2018, Categorías: Primera Vez Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... alarmó. Para colmo Andrea dijo algo de repente:
    
    ¡¿Viste que crecidito está mi hijo? A lo mejor es alto como el padre, aunque, con que tenga la misma pija ya está!, y se echó a reír.
    
    Asentí nerviosa, tomé un mate y busqué la plata en mi corpiño, para no andar con carteras y eso. Cuando Andrea me señaló a Enzo mediante gestos, no pude evitar que se me escape un suspiro. El guacho tenía la pija casi toda afuera de la bermuda, más dura que por la tarde y, ahora que podía verla con mayor precisión, con un glande colorado a punto caramelo.
    
    ¡guardá eso pajero de mierda, no ves que hay gente!, le recriminó su madre.
    
    ¡Bueno, igual, por lo que sé, no creo que te moleste mucho Gladis… cómo es eso de que le chupaste la pija a mi hijo?
    
    No supe mentirle. No iba a culpar al mocoso de nada. Pero Andrea, lejos de escandalizarse o dramatizarlo todo agregó: ¡yo te lo agradezco negra… a lo mejor ahora se pajea menos en la noche… eso sí, el mugriento no se baña seguido… ¿no querés chuparle la pija ahora?... Yo te pago, no hay problema… es más, si te lo querés coger, decime cuanto me sale!, dijo la mujer.
    
    Yo no podía dar crédito a lo que me pedía con tanta naturalidad.
    
    ¡Dale mamita, agárrame la pija y comete mis bolas!, murmuró el pibe desde su sillón. Yo le pagué las cremas y me levanté como para irme sin mirarlos. Pero Andrea me paró en seco.
    
    ¡Dale Gladis, te pago guacha, cogete a mi pibe, no seas mala, yo confío en vos!, y me palmeó el culo en señal de un pacto ...
    ... sagrado. Me dio 200 pesos y me desprendió la blusa para que yo solita camine hacia el sillón, le ponga las tetas sobre la verga al nene y le meta mis dedos en la boca para que me los succione. En cuanto lo hizo con casi todos me quedé en tetas para dárselas a su boca mientras lo pajeaba. Le quité la bermuda justo cuando Andrea gritó: ¡Ana y Malena, quédense en la pieza, y ni se les ocurra venir!
    
    Eso me llenó de adrenalina. Tanto que engullí sus huevos en mi boca, le mamé el pito con su fuerte olor a machito en celo, le rocé el culo con un dedo babeado y le di unos tetazos en la cara.
    
    Pronto siento unas manos tironear de mi calza hasta llevarla a mis tobillos, y luego una exclamación que me erizó la piel.
    
    ¡huuuu, Enzo, mirá, la Gladis no tiene bombachita, así que te la vas a coger más fácil!
    
    No me había percatado que su madre estaba mirando todo. Seguro no se perdió detalle de cómo me pegaba con la pija de su nene en la cara, de cómo le lamí las tetillas, le mordí los hombros, me atraganté cuando su glande resbaló por mi garganta y de las nalgadas que le di apenas lo puse de pie para mamarsela con más profundidad. Pero ya no me importaba nada.
    
    Cuando se sentó nuevamente esperando que vuelva a petearlo, me subí en sus piernas, coloqué su pene en la entrada de mi concha peluda, gordita y jugosa, y comencé a saltar, ladear el cuerpo, subir y bajar, palmotearle el pubis con el mío, arañarle la espalda y escupirle la cara mientras le decía: ¡dame la lechona pajerito, así, ...