1. Putona por un día


    Fecha: 14/06/2018, Categorías: Primera Vez Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... cruzábamos en una despensa, aprovechaba a mirarme las tetas, o a decirme alguna guarangada, siempre por lo bajo. Yo, físicamente me conservo bastante. Voy al gimnasio 3 veces en la semana, salgo a caminar por las mañanas, no fumo, y como no tuve hijos, no se me cayó el culo ni perdí dientes. Mi atractivo especial son mis tetas, por lo que siempre ando bien escotada, perfumada y, últimamente me apasiona no usar bombacha.
    
    La mañana que Enzo balbuceó a mi lado en un kiosko: ¡te la doy toda mami, te doy leche para que repartas!, quise darle una cachetada.
    
    Pero me tranquilicé y le dije: ¡no te hagas el vivito conmigo, o hablo con tu madre!
    
    Ni yo me creí esas palabras.
    
    Hubo otros encontronazos, piropos y silbidos. Hasta que una tarde no pude más. Lo vi solo en la plaza del barrio, fumando un faso con los auriculares puestos y una botella de birra vacía, mientras el cielo amenazaba con desatar un aguacero formidable. Me acerqué, le arranqué el cable del oído y le toqué el paquete sobre su vaquero.
    
    Le puse las tetas en la cara y luego, mientras le pasaba la lengua por la oreja derecha le susurré: ¿cómo es eso que me vas a dar la leche?, con esta cosita de nene no creo que me hagas ni cosquillas chiquito!
    
    Aunque aquello no era cierto porque la tenía parada, y por lo que imaginé era muy ancha, quise ridiculizarlo un poco. Enzo quiso quitarme de encima, pero en ese instante liberé totalmente una de mis tetas y lo obligué a chuparla. Mi pezón fue estirado y babeado ...
    ... por esos labios gruesos, y entonces no pude resistir las ganas de meterle la mano adentro del pantalón. Se lo desprendí y toqué su glande afuera del calzoncillo, que ya le quedaba chico, y el guacho gimió mientras mamaba mi pezón. Tenía la punta tan mojada como la tela de su calzón, los ojos extraviados y la respiración conmocionada.
    
    Pero aún así se puso de pie de un salto y dijo:
    
    ¡seguime putita, acá puede caer algún guacho, o la cana y se arma!
    
    Lo seguí. Caminamos 6 cuadras bajo el viento que traía más nubes negras, él siempre adelante mío. Cuando llegamos a un baldío, me mostró un colectivo abandonado y viejo que reposaba al lado de un basural me hizo entrar, se bajó el pantalón y dijo: ¡no viene nadie a esta hora, pero acá los pibes cogen con las rochitas que se consiguen!
    
    Yo sabía de sobra cómo seguía el juego. Me agaché, froté mi cara en su bulto hinchado, olí con descaro su fragancia a bolas, a pichí y seguro que a un par de acabaditas, le bajé el calzoncillito con los dientes y apenas toqué la bolsita de sus huevos pequeños, Enzo se sacudió y eliminó un chorro de semen, el que me apresuré a juntar en mis manos para lamerlas ante sus ojos desorbitados.
    
    Miré hacia el suelo, y vi forros usados por todos lados, un par de bombachitas, botellas, cajas de vino machucados, paquetes de cigarrillos arrugados, celulares rotos y una mugre infernal.
    
    ¡Yo todavía no cogí acá, pero sí me chupó la pija la novia de un amigo, y el cornudo no lo sabe!, dijo forzando una ...
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