1. Vecina, madre joven y necesitada


    Fecha: 25/09/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Enrique maduro, Fuente: CuentoRelatos

    ... susurro mientras mordisqueo el lóbulo de tu oreja.
    
    Y sale con fuerza el chorro de esperma caliente que, en varias sacudidas, baña todas las paredes de tu coño por entero.
    
    Te temblaban las piernas mientras te corrías, y ese vaivén ha acelerado más mi orgasmo, logrando soltar hasta la última gota de mi reserva de leche.
    
    Poco a poco salgo de ti. Te giras y apoyas tus manos en mi cintura, no sin antes sacarte el pañuelo.
    
    Te miro con una inmensa dulzura y agradecimiento, mientras mis manos te suben la camiseta hasta casi el cuello.
    
    Ahora mi boca juega con tus pezones y aureolas, se enganchan mis labios, y te succionan, como queriendo beber de tu elixir femenino.
    
    Jadeas y me acaricias el cabello. Tus dedos se enredan entre mis canas varoniles.
    
    Mis manos vuelven a sujetarte la cara por las mejillas y ladeando tu cabeza, nos fundimos en un nuevo y apasionado beso, esta vez con grandes dosis de ternura y mimo.
    
    -Eres preciosa.
    
    -Nos vamos a tener que ir, esto es muy atrevido -me dices al tiempo que te agachas en cuclillas delante de mí y acaricias con las dos manos mi falo, para lamerlo con suavidad y dejarlo sin rastro de mi corrida.
    
    -Salgo yo primero y subo por la escalera. Cierra tú y coge el ascensor. Cuando te hayas ...
    ... recuperado, y antes de quitarte los zapatos, me das tres taconazos en el suelo si te ha gustado. Si crees que puedo mejorar, me das dos. Y si no quieres repetir, uno.
    
    -Te vas a quedar sordo de los taconazos que voy a darte, tonto.
    
    Sonrío y te echo una última mirada de arriba abajo. Te acaricio con suavidad y ternura el pelo.
    
    -Gracias, vecina.
    
    -A ti, Enrique. Venga, sal.
    
    Subo las escaleras, pero me detengo en mi rellano. Oigo pasar la cabina del ascensor y detenerse en el tercero. Sales, abres la puerta y la cierras con extrema suavidad detrás de ti.
    
    Sonrío. Llamo al ascensor. Baja y se detiene en el segundo. Se abren las pertas. Extiendo un brazo y desde fuera de la cabina, pulso el botón de la planta baja. El ascensor obedece y baja hacia su destino.
    
    El ascensor tiene que estar donde lo dejó tu pareja cuando se fue. Con el confinamiento, y en domingo, nadie sale de su casa, hay que ser precavido, y pensar en cada detalle.
    
    Entro en mi casa, me dirijo al sofá y espero tranquilo tu señal de que todo está correcto.
    
    Quiero repetirlo. Encontraremos el modo y la forma, porque esto es un ya un delicioso vicio.
    
    Estoy contento, porque te presiento ahora bien atendida y satisfecha.
    
    Algunos no valoran la joya que tiene en sus aposentos… 
«1234»