1. Las fases de un proceso sabático


    Fecha: 02/09/2022, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... sexo cuando vi claramente cómo la polla de mi marido entraba suave entre los pliegues vaginales de mi amiga y compañera desde hacía tantos años. Absorta en aquella imagen sentí cómo el largo pene de Pablo estaba en su totalidad dentro de mí y cómo comenzó a follar despacio mi culito.
    
    Cristina se acercó a besarme y me propuso de una forma obscena hacer un 69.
    
    -Putita, quiero comerte el coñito mientras mi Pablo te folla el culo. Quiero ver cómo te lo folla con tu coño en mi boca- me dijo al oído tras besarme con ese sabor a cigarrillo caro y menta que me hacía explotar de deseos.
    
    Acto seguido, como en un juego escurridizo, logró situar su pequeño cuerpo bajo el mío lamiendo a su paso mis pezones que se movían al ritmo de las suaves embestidas de su marido. Cuando alcanzó mi sexo con sus labios quedó el suyo expuesto a mi boca y abandoné el espectáculo de mi marido y mi gordibuena compañera para centrar mis labios y lengua en el sabor de la rubia y en los placeres mezclados de Cristina en mi sexo y su marido en mi ano.
    
    Sabía que no aguantaría mucho en explotar en un nuevo tipo de orgasmo ante aquellas caricias y penetraciones. Un latigazo de inmenso placer hundió toda mi cara en el sexo de Cristina mientras Silvia, con sólo segundos de diferencia, brindaba un escandaloso orgasmo con el pene de mi marido en su interior, uno de los pechos apretado por una mano y el otro en la boca del hombre al que se follaba: mi Javier.
    
    No estaba segura de si mi marido se habría ...
    ... corrido en la boca o el interior de Silvia, o si aún no lo había hecho. Mi compañera, con una agilidad asombrosa, se puso en pie dejando ver el reluciente pene de Javier muy erecto y palpitante.
    
    En ese momento de cierta recuperación Pablo salió de mi interior y, ávida, Cristina salió de debajo de mí dejándome a cuatro patas y huérfana de sexo, aún convulsionando mi clítoris y mi ano del brutal orgasmo que me había provocado el matrimonio.
    
    Tras recuperar la consciencia y volver a darme cuenta de lo que pasaba, me quedé atónita. Cristina se había puesto sobre mi marido y le besaba salvajemente. Estaban en tal posición que podía ver perfectamente cómo ella, con sus movimientos oscilantes, se introducía totalmente y hasta los testículos, el grueso pene de Javier. Mientras tanto Pablo volvía a recibir una profunda mamada de Silvia en el sofá. Y yo, allí, de rodillas, seguía de espectadora con las palmas de las manos apolladas aún en el suelo y mi boca con sabor al sexo de la rubia de pelo corto. Ese sabor que impregnaba ahora la polla de mi chico guapo.
    
    Pablo abandonó la boca de mi compañera gordibuena para, despacio, acercarse y poner su largo miembro entre los labios de su mujer y mi marido que gustosos comenzaron a lamer toda su longitud. Cuando uno lamía el tronco del pene la otra aprovechaba para introducir el capullo en su boca y hacerle una felación. Después cambiaban de objetivo y era la rubia la que lamía el tronco y mi marido chupaba el capullo de su amigo.
    
    Me ...