1. Las carnes de la tía


    Fecha: 16/08/2022, Categorías: Incesto Autor: nachoARG, Fuente: CuentoRelatos

    ... despedimos en la puerta y cuando entramos me pareció ver que la perversión y la lujuria habían invadido la cara de la tía. Ya no me parecía un lugar tan aburrido.
    
    -Rami, mi vida, me voy a cambiar así empezamos a trabajar en la carnicería, ¿Te parece?
    
    -Dale, tía, te espero en el local.
    
    Después de unos minutos la tía entro al local con su torso cubierto únicamente por un delantal de cuero blanco hasta las rodillas que le ajustaba fuertemente las tetas que se asomaban por los costados. En la parte de abajo solo se veía un pequeño short blanco que, con suerte, alcanzaba a tapar su bello culo. Con la mirada perdida en sus tetas no preste atención a que traía un delantal idéntico al de ella en su mano.
    
    -Para trabajar hay que vestirse adecuadamente Rami, ponete el delantal de carnicero así no te ensucias la ropa.
    
    -Jaja, me va a quedar ridículo tía.
    
    -¿Vas a trabajar o a salir de noche mi amor? Jaja, Además, ¿A mí me queda ridículo? –preguntó mientras apoyaba sus manos en la cintura y giraba para mostrarme su look de carnicera.
    
    -No tía, a vos te queda pintado –contesté nervioso mientras intentaba, sin éxito, sacar la mirada de las tetas que se asomaban por el costado del delantal.
    
    -Bueno, a vos te va a quedar igual mi vida, dale, cambiate.
    
    Tomé el pesado delantal y atiné a ponérmelo directamente sobre mi ropa, pero la tía me detuvo
    
    -¡Ch ch! Sacate la remera mi amor que se te puede manchar. Ponete solo el delantal.
    
    Le hice caso y me saqué la ...
    ... musculosa ante la atenta y depravada mirada de la tía. Me puse el delantal por encima de mi cabeza y me sentía ridículo e incómodo, aunque mis brazos y mis pectorales se lucían mucho mejor asomándose por los costados del brilloso cuero blanco.
    
    -Todo un carnicero mi sobrino –alabó la tía mientras me ayudaba a atar el delantal por la espalda y me rozaba con sus enormes tetas la parte baja de la espalda– Bueno, ahora traigo la mezcla y vamos a usar las máquinas embutidoras.
    
    Fue hasta una despensa contigua y trajo una enorme olla con una pasta de carne con un olor muy fuerte, pero no tan desagradable.
    
    -Esta es la mezcla para chorizos Rami. Sé que no te gusta ensuciarte las manos bichito de ciudad, pero si querés aprender lo vas a tener que hacer –dijo con un tono entre autoritario y cariñoso.
    
    Metió sus descuidadas, pero hábiles manos en la pasta y empezó a revolverla. Yo la imité y juntos empezamos a revolver la olorosa pasta para mezclar los ingredientes. Lo hicimos durante unos diez minutos y noté como sus manos buscaban encontrarse con las mías dentro de la carne. El delicado y sutil roce de su mano hizo que mi erección sea casi instantánea. El bamboleo de sus gomas producido por el enérgico movimiento de sus brazos hizo que me olvidara del fuerte olor y de la suciedad en mis manos.
    
    -¡Muy bien sobrino! Sabía que de algo te iban a servir esos brazos fuertes. Ahora sí vamos a las maquinas así te enseño como se hace y después vemos cómo te sale a vos.
    
    Siguiendo sus ...
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