1. Las carnes de la tía


    Fecha: 16/08/2022, Categorías: Incesto Autor: nachoARG, Fuente: CuentoRelatos

    Mi nombre es Ramiro, tengo 22 años y vivimos con mi mamá en un modesto departamento de la ciudad. Mi mamá se llama Claudia, tiene 45 y hace tres años está divorciada de mi padre, con el cual mantienen muy poca relación; la justa y necesaria. Yo nací y me crie en la ciudad, pero mi mamá es oriunda de un pueblo muy pequeño a un par de horas en auto de donde vivimos. Ella vino a vivir a la ciudad cuando se casó con mi padre, pero se crio en el pequeño pueblo con sus padres, ya fallecidos y su hermana Norma, mi tía.
    
    Norma es un poco más grande que mamá. Tiene 50 años y, a diferencia de mamá, nunca quiso dejar su pueblo natal porque con su difunto esposo habían creado una pequeña empresa de productos de cerdo. Mi tío Miguel, el esposo de Norma, había fallecido unos años atrás y mi tía decidió hacerse cargo ella sola de la empresa que había creado su marido. Su devoción al trabajo había hecho que el deseo de tener hijos no formará parte de sus prioridades en la vida.
    
    Mamá me contaba que la tía poseía un don para facturar productos de cerdo. Tal es así que, por más que sea una empresa familiar, se había convertido en la más importante del pueblo y la zona. Norma pasaba sus días en la despensa haciendo jamones, chorizos, salames y todos los derivados de cerdo más ricos del pueblo, mientras que Miguel se ocupaba de atender la modesta pero exitosa carnicería qué habían edificado al lado de su casa.
    
    Pocos recuerdos tengo de la tía Norma. La última vez que la vi fue en una ...
    ... Navidad cuando yo tenía 15 años. Era una mujer un poco más baja que mamá, rellenita y con las características clásicas de una mujer del campo abocada toda la vida al trabajo con las manos. Su metro sesenta y algo venía acompañado de unas tetas pequeñas con su caída natural, un amplio culo con las imperfecciones de una mujer de su edad, pelo castaño oscuro rizado y unos grandes y penetrantes ojos verdes.
    
    Los primeros días de diciembre llegaron con temperaturas normales para la época. Era mi último día de universidad antes de comenzar mis vacaciones y estaba ansioso por volver a casa para empezar a disfrutar de la paz lejos de los libros. Ese viernes llegué a casa y mamá estaba hablando por teléfono con la tía Norma. Me fui a mi habitación a dejar mis cosas sin interés por su charla y unos minutos después entró mamá con lágrimas en los ojos.
    
    -¿Qué pasó ma?
    
    -Rami, hijo, me llamó la tía Norma para avisarme que falleció Rubén, mi padrino.
    
    -¡Uy ma! ¡Qué cagada! Lo siento mucho. Nunca llegué a conocerlo.
    
    -Gracias, hijo. Lo sé, pero tu tía y yo estamos destruidas.
    
    -No sé qué decirte ma, lo siento mucho.
    
    -Yo sé que arrancas tus vacaciones, pero no tengo a quién más pedírselo. ¿Vos no me acompañas a pasar unos días a lo de la tía así me puedo despedir de mi padrino?
    
    -Obvio ma, contá conmigo. Mañana a primera hora salimos.
    
    -Ay, gracias mi vida, te amo.
    
    Mis vacaciones no habían empezado y ya se estaban yendo al carajo. Hacía años que no veía a la tía Norma, pero ...
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