1. Alejandro dice que me ama


    Fecha: 07/08/2022, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... pienso, «¡cómo sabían mis padres lo maricón que yo era!».
    
    Un día, estábamos en el último año de Colegio —ellas iban a Escolapias y yo a jesuitas—, me dijeron que querían estudiar conmigo un tema de anatomía que su profesora no explicaba bien. No pensé que yo podía serles útil, pero eran mis primas y amigas. Me hicieron quitar la camisa, midieron la espalda, contaron las vértebras, las costillas...; me hicieron quitar mi pantalón, yo llevaba un vaquero super skinny y tuvieron que tirar de él. Me quedé en jockstraps. Mi paquete estaba bueno y mientras jugaban con mis rodillas y mis nalgas, mi paquete creció y al poco se hizo una mancha visible de mi fluido preseminal, pero eran mis primas y mis amigas. Luego bajaron el jocks y midieron mi pene y mis bolas, lo tocaron todo y la pusieron dura, muy dura. Ya no sabía si eran mis primas y amigas o era mi gusto porque ya sentía deseo de que siguieran tocando. Toñita, que es un poquito más puta, me estaba masturbando y lógicamente me vine del todo y abundante. Me quedé gimiendo y con una sonrisa de idiota. Todavía, aunque yo me negaba sin impedirlo, me dieron unas chupaditas a mi polla. Se fueron y me dejaron alelado.
    
    Cuando ya estaba con esto de las clases de navegación, ocurrió algo inesperado; enfermó la abuela paterna de Alejandro, al tiempo que su padre fue destinado por la empresa en la que trabaja a América del Sur, a Paraguay, tarea que podría llevarle varios meses. Mi tío Manuel se fue al Paraguay, justo a Asunción, ...
    ... mientras mi tía Eulalia fue a cuidar y atender a sus suegros. No podían saber el tiempo de duración de la implantación de la empresa ni si la abuela de Alejandro sanaría pronto. A Alejandro lo mandaron a mi casa. Mi primo, el único, el que yo tenía casi como un hermano, aquel con quien cada día hacíamos vídeo chat y nos hablábamos guarradas muy cochinas y nos enviábamos fotos de chicos y chicas desnudas y con buenos culos, se vino a vivir conmigo.
    
    Le preparamos su habitación al lado de la mía. El mismo día que llegó, mi padre que fue a recogerlo al aeropuerto pasó por mi madre y por mí para llevarnos a comer al Náutico. Le enseñé el barco y se ilusionó. La tarde transcurrió rápida y después de cenar vimos un rato la televisión y nos fuimos los cuatro a dormir. Alejandro debía estar muy cansado porque desde mi cuarto escuchaba voces y gemidos sin entender qué decía y sus gemidos eran de uno que llora. Era tanto rato que me preocupé ya hasta no poder dormir. Me levanté y fui deprisa, lo encontré revolviéndose y hablando cosas ininteligibles, sus palabras no tenían ni género ni número y sus verbos no tenían conjugación lógica. Estaba sudado y se lamentaba. Decidí despertarlo cariñosamente tomándole de la cara y se despertó asustado:
    
    — ¿Dónde estoy?
    
    — Soy Juan Pablo, estás en mi casa.
    
    Lo abracé y lo llevé a mi pecho para que se calmara. Entonces me di cuenta que estaba desnudo y me incorporé para ir a ponerme algo, pero me gritó:
    
    — ¡No, no, no te vayas…!
    
    — Vengo ...
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