1. Alejandro dice que me ama


    Fecha: 07/08/2022, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... la señora de la limpieza y el grito que dio esta fue admirable. Me asomé a la puerta que abrí de par en par para mostrarme guapo y volvió a gritar, que es lo que yo pretendía; entonces mi madre me dijo
    
    — Apágate la música y vístete que Lucía va a limpiar.
    
    Luego escuchaba a mi madre darle explicaciones y todas esas cosas que hacen las mujeres, que cuanto más explican más la cagan. En mi cumpleaños hubo baile, bailaron los mayores, los niños y los adolescentes y por supuesto nosotros los jóvenes. Yo las bailé casi todas porque bailé con casi todas y algunos casi todos.
    
    Mi contextura es de un deportista de gimnasio junto con las carreras matinales, pues lo que me gusta del deporte es mariconear y lucir mis piernas largas, depiladas e incansables, un abdomen sin tabletas, pero plano y duro, unos pectorales marcados con unos pezones de película porno. Lo que me divierto cuando veo un tío por delante y aminoro la marcha para que me vea bien…, hasta algunos me piropean desde «maricón…» hasta «…estás de puta madre». El caso que por feo que sea el insulto o la ovación, siempre me guata y me pone más, que me pone de verdad; algunas veces que toca masturbarme hasta correrme para seguir la carrera.
    
    Mi cabeza creo que está muy buen puesta, porque saco brillantes notas; ojos grises oscuros y mirada fija; mis labios y boca son fáciles a la sonrisa. Soy guapo, pero del promedio de entre la gente normal, no soy guapo de pasarela; creo que ese examen no lo pasaría. Con un pene ...
    ... de 17 cm y un considerable grosor que no he medido nunca y que algunos de los que han deseado que los follara, al vérmelo, dieron marcha atrás. Todo esto hace una altura de 1,89 m y 70 kilos de peso. No está mal, ¿verdad? Pues si me vierais por detrás y con el culo al aire, mis nalgas son súper, lo más más, y sin pelos, que se pueden lamer a conciencia.
    
    Cuando me pongo a bailar, también lo hago a conciencia, como casi todo, como si en ello me fuera mi vida. El día de mi cumpleaños me las bailé a todas; todas las mujeres, jóvenes y adultas, solteras y casadas quisieron bailar conmigo, no me negué a ninguna. Ese día me vestí de traje y llevaba tirantes para sostener mi pantalón aunque ajustaba bien, eran innecesarios pero de puro capricho, eran rojos sobre la camisa blanca de seda. Mojé de sudor la camisa de seda que se empeñó en comprar mi madre y se transparentaba todo mi pecho y espalda. Ya casi al final, mis primas Belén y Toñita bailaron a la vez conmigo y casi sin que me diera cuenta por estar concentrado para bailar a la vez con las dos me sacaron la camisa sin quitarme los tirantes porque eran elásticos. De repente todas las chicas gritaron y entonces, aunque me di cuenta, ya no hice caso. ¿Que no se adelantó mi madre para recoger la camisa? Menuda pasta le habría costado, creo que más que una follada de mi padre; al menos mi padre dice eso cuando mi madre le pide más dinero de lo habitual: «Esto me cuesta más que una follada». Estaba muy sudado y comenzó una pieza ...
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