1. ¿Te gustan mis tetas, papá?


    Fecha: 14/07/2022, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... mañana!
    
    Julia saliera torcida y ya era tarde para enderezarla. Dejó enfriar la cosa durante el verano, el otoño y parte del invierno... Hasta que se le presentó la ocasión.
    
    Una noche en la que cayeron más rayos y se oyeron más truenos que en todo el invierno junto, al sentir el ruido de un trueno que parecía que iba a tira el pazo abajo, Julia salió corriendo y se metió en la cama entre su padre y su madrastra. Tapando la cabeza con la manta, les dijo:
    
    -Tengo miedo.
    
    Su padre la acogió con cariño.
    
    -Quédate hasta que se aleje la tormenta.
    
    Hablaron de la tormenta y después se quedaron los tres en silencio y boca arriba. Julia le echó la mano a la polla a su padre y vio que estaba empalmado. Debían estar follando y pararon al sentir sus pasos. Eduardo apartó su mano sin decir nada. Julia puso la otra mano en el coño de su madrastra y vio que no llevaba bragas. Ya no había duda de que estaban follando y los había interrumpido. Hasta tres veces apartó su padre la mano de su polla sin poder recriminárselo, ya que se enteraría su mujer, ninguna la apartó su madrastra por el mismo motivo.
    
    Sus dos manos comenzaron a moverse muy lentamente, una de arriba a abajo y de abajo a arriba se desplazaba por la polla, la otra tenía un dedo sobre el clítoris y subía y bajaba, se movía hacia los lados y alrededor. Seguía diluviando, más el ruido de los truenos se iba alejando y el resplandor de los rayos era menor cuando la cama se comenzó a mover, era Elvira que se estaba ...
    ... corriendo sin emitir ni un solo gemido. Eduardo no era tonto, sabía que su mujer se estaba corriendo. Su hija la había estado masturbando. El morbo hizo que de su polla saliese, leche para hacer un queso, leche que fue a parar a la mano cerrada de su hija.
    
    Al acabar su trastada, Julia, limpió la leche de su mano a la manta, y les dijo:
    
    -Vuelvo a mi cama, la tormenta ya se ha ido.
    
    Al día siguiente Julia se levantó para desayunar, cómo siempre que estaba a solas con Elvira venía en bata de casa y sin ropa interior. Riéndose de ella, le preguntó:
    
    -¿Qué tal dormiste, mamá?
    
    Elvira le echó una mirada de las que matan.
    
    -Sinvergüenza.
    
    -¿Sabías que también le hice una paja a mi padre?
    
    -Me lo imaginaba. ¿Sabías qué después de irte me echó un polvo brutal?
    
    Julia era una cara lavada de mucho cuidado.
    
    -Seguro que los dos estabais follado conmigo. ¿Jugamos?
    
    Elvira se abalanzó sobre ella, y le dijo:
    
    -¿Quieres jugar, niñata? ¡Vamos a jugar!
    
    La cogió por el cuello le quitó el cinto de la bata, se la bajó hasta atrapar sus brazos con ella, la arrimó a la pared y le comió sus redondas y duras tetas con areolas color carne y pequeños pezones. Julia no esperaba esa reacción y se asustó. La sobrada no era más que una cagada.
    
    -¡Se lo voy a decir a mi padre!
    
    Elvira le dio una bofetada en la cara, le apretó el cuello y después, cuando quiso hablar, le metió la lengua hasta la campanilla.
    
    Cuando le soltó el cuello y le volvió a comer las tetas, Julia, con ...
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