1. ¿Te gustan mis tetas, papá?


    Fecha: 14/07/2022, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    Eduardo, un maduro moreno, de 1.80 de estatura, cachas y con debilidad por su hija, ya que la cuidaba cómo a una princesa, se había casado en segundas nupcias con Elvira, una joven rubia, de 1.75 de estatura, de ojos azules, con un cuerpo de infarto y quince años menor que el. A Julia, la hija de Eduardo, una joven morena de 1.65 de estatura, cabello negro y largo, delgada y muy guapa, le había sentado cómo un tiro tener una madrastra poco mayor que ella, por eso fue a por su enemiga desde la primera hora.
    
    En la semana que llevaba Elvira en el pazo hasta siete veces intentó seducirla. La primera fue en la piscina. Echada a su lado en la toalla y en topless, se tocó las tetas y le dijo:
    
    -¿Nos hacemos un dedo a ver quién llega antes?
    
    -No digas tonterías, Julia.
    
    Julia comenzó a tocarse el coño.
    
    -Pues me lo hago yo sola.
    
    Ese día Elvira se fue y después miró desde la ventana de su habitación cómo Julia se hacía un dedo. Se acabó masturbando también ella y se corrieron a la vez.
    
    La segunda fue yendo juntas en su Lexus LC azul, Julia, conduciendo, le puso una mano en una rodilla, y le dijo:
    
    -¿Cuándo me vas a dejar que te coma el coño?
    
    Elvira le quitó la mano de la rodilla y se puso brava.
    
    -¡Voy a tener que hablar con tu padre!
    
    Julia se sabía guapa y deseable.
    
    -No creo que lo hagas, tienes tantas ganas de que te lo coma cómo yo de comértelo. ¿Me meto hacia el monte?
    
    -¡Estás loca, Julia!
    
    -Algún día caerás.
    
    Esa tarde, Elvira se volvió ...
    ... a masturbar pensando en su hijastra y se corrió cómo una bendita.
    
    La tercera fue estando Elvira en la bañera. Julia entró en el cuarto, y con sarcasmo le preguntó:
    
    -¿Quieres que te enjabone la espalda, mamá?
    
    Elvira puso el grito en el cielo.
    
    -¡Sal de aquí, Julia!
    
    Julia, sonriendo, se fue, Elvira salió del baño, le puso el pasador a la puerta, volvió al baño y se hizo un dedo sublime, de esos que al correrse la corrida parece interminable.
    
    La quinta fue en la cocina una noche de mucho calor que se levantaran para beber algo. La besó en el cuello, y al darse la vuelta la besó en los labios. Esa noche Elvira le echó un polvo a Eduardo que lo dejó para allá. La sexta la arrinconó contra una pared, la comió a besos y Elvira casi entrega la cuchara. La séptima fue cenando en casa. Se descalzó y cómo Elvira estaba enfrente de ella le puso un pie en una rodilla, Elvira abrió las piernas y con el dedo gordo le acarició el coño por encima de las bragas. Elvira acabó yendo al servicio a desahogarse. Julia supo que ya la tenía madura.
    
    Le tocaba el turno a su padre. Los besos fueron acompañados de tocamientos en el cabello, luego en el pecho, y por último en el paquete. Eduardo adoraba a su hija, pero el día que tocó donde no debía, le dio una bofetada:
    
    -¡No se te ocurra volver a hacer eso!
    
    Si se había de echar a llorar, le dijo:
    
    -Quiero que me desvirgues, papa.
    
    Lo que consiguió fue otra bofetada.
    
    -¡Tira para tu habitación y no salgas de ella hasta ...
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