1. Gilbert


    Fecha: 09/06/2018, Categorías: Sexo Interracial Autor: cunegundo, Fuente: CuentoRelatos

    ... que se corrió y se lo noté. Tuvo un espasmo. No tarde en soltar mi leche dentro de su culo.
    
    ―Me has roto y violado el culo cabrón.
    
    Volvimos junto a Natalia. Yo tenía unas ganas locas de dormir. Lo siguiente que recuerdo es una voz de una chica gritándome.
    
    ―Despierta... Que despiertes― decía Natalia.
    
    ―Gilbert despierta o ésta no me va a dejar dormir― me dijo Laura.
    
    Yo no era capaz ni de abrir los ojos.
    
    ―¿Qué quieres ahora?.
    
    ―¿Cómo te encuentras?.
    
    La chica del pelo castaño levantó la sábana para comprobar si mi polla estaba en erección y desgraciadamente lo estaba.
    
    ―Aquí no os lo hagáis. Y en el cuarto de mis padres tampoco― dijo Laura.
    
    Fuimos al cuarto de baño. A la ducha. Me enjabonó todo el cuerpo.
    
    ―A mí no me hace falta, pero a ti sí― me dijo―. Eso ha estado untándose de muchas cosas.
    
    Señaló hacia mi polla. Me roció de agua hasta conseguir que el jabón se fuera por el desagüe.
    
    ―Ahora déjame a mí― me dijo.
    
    Volví a escuchar esos jadeos que oí viendo la peli en el video. Se metía mi polla en la boca, saboreaba y luego hasta el fondo. Acercaba su cabeza hasta conseguir besar mi pubis con el cipote negro y de 29 centímetros en su boca entrando por su garganta. Me asusté porque creí que se ahogaba. La oía toser. Tenía arcadas. Soltaba babas. Me estaba poniendo perdidas las piernas. Su mano derecha estaba sobre su sexo. Se acariciaba el clítoris con frenesí. A Laura le gustaba el anal y a Natalia el oral, pero a ambas ...
    ... de una forma extrema. Nunca sospeche que estas dos chavalas fuesen así. Sus novios tenían pinta de buenos chicos ¡Cómo engañan las apariencias! Ellos formales y ellas unas locas. Ellos estarían en casa con sus ordenadores y ellas practicando porno duro con un negro. Eyaculé y se tragó todo mi semen.
    
    Déjame, déjame― me dijo.
    
    Natalia abrió de nuevo el grifo de la ducha y dejó que el agua cayese sobre ella. Me metí debajo del chorro para limpiar los restos que quedaban en mis muslos, en mis brazos o en mi pecho. Ella estaba debajo. Se acariciaba el clítoris con la mano derecha y con la izquierda se metía un dedo. Su respiración aumentaba hasta llegar a un ay fuerte. Así la dejé.
    
    Volví a la habitación con Laura y no recuerdo nada más. Me desperté y me pareció que eran las dos de la mañana.
    
    Me desperté y me pareció que eran las dos del mediodía. Fuera, en el salón, estaban Laura y Natalia hablando.
    
    ―De verdad tía lo mejor ha sido al principio― decía la alta y rubia Laura.
    
    ―Sí. Cuando le hemos empezado a meter mano y se la hemos chupado.
    
    ―Y cuando se ha corrido.
    
    ―Tía esa corrida parecía la de un caballo― decía la carnal Natalia.
    
    ―Después cuando nos hemos hecho las pajas es cuando me he corrido.
    
    ―Y yo.
    
    ―Cuando se la cogimos es que me estremecía.
    
    ―Nos hemos pasado.
    
    ―Es que nos ha dado un acelerón muy fuerte.
    
    Aproveché aquel momento para abrir la nevera y darme un atracón. Y al día siguiente volví a mis quehaceres diarios. 
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