1. Estrecha


    Fecha: 29/06/2022, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... ensanchándose como el río cuando se entrega a la mar… y sus tetas… para sus tetas necesitaría un tratado completo y no las describiría con toda la justicia que merecían: eran dos melones enormes y retadores, embutidos en un sostén que incluso aunando esfuerzos con su escueta camiseta negra, fracasaban en el intento de contener aquellas dos maravillas, que se rebosaban por encima del sujetador, alegrando la vista de quien escribe, que no cabía en sí de gozo ante la admiración de tanta abundancia y belleza.
    
    Por último aquella mujer terminó de hacerme caer rendido ante sus encantos cuando se acercó a mí y pude advertir su perfume, podría aventurar tal o cual fragancia, pero seguramente erraría en mi cábala, tan sólo puedo afirmar que si algún día puedo permitirme una casa con jardín, me gustaría que ese fuera su olor, su perfume. Embriagador, fresco pero envolvente y evocador de estados de ánimo de gozosa y exaltada alegría… no sé qué más decir acerca de cómo olía aquella bellísima mujer que tanto me estaba gustando.
    
    Al facilitarme su documentación, pude advertir que era árabe, se llamaba Aisha –como la mujer que da título a uno de los mayores éxitos de mi admirado Khaled- y era mayor de lo que su rostro juvenil sugería, tenía 32 años, aunque eso poco importaba, era bella, hermosa y… protestona. No paraba de reparar y hacer mohínes disconforme con que la denunciara por su infracción… pero yo estaba absorto en mi doble tarea. Intentaba concentrarme en examinar su ...
    ... documentación y al mismo tiempo seguir embriagándome con el perfume de esa mujer que me estaba alegrando la mañana so pena de tenerme un poco descentrado, aunque bendito el motivo de mi situación.
    
    Como Aisha, erróneamente, pensó que el agente no prestaba demasiada atención a sus argumentos para escapar a la multa, decidió poner en juego sus argumentos más contundentes, procediendo a plantar sus dos poderosísimas y espectaculares tetas pegadas a mi carpeta de denuncias y a mi mano derecha. Inmediatamente dejé de escribir, detenido en el acto ante la sorprendente iniciativa de Aisha. Aquello me generaba muchas dudas, porque no hay que olvidar que estaba trabajando y que el uniforme implica que debes respetar mucho al ciudadano –aunque lamentablemente no sea recíproco en demasiadas ocasiones-, no dando lugar a situaciones en las que uses el uniforme y tu cargo para conseguir determinados favores y prebendas… pero uuuuuffff… Aisha me tenía subyugado y ¡qué diablos! La fortuna favorece a los audaces y aunque yo no lo soy habitualmente, tampoco encontraba todos los días una mujer que me gustase tanto, además, creo que con respeto y buen gusto, a todo el mundo le agrada que le tributen admiración hacia su persona, así que decidí no pensarlo más y lanzarme:
    
    - Mire, Aisha, por mucho que Ud. Insista, no me está permitido retirarle la denuncia, aunque bien que lo siento en su caso…
    
    - ¿Por qué lo siente? –Aisha respondió inmediatamente a mi escarceo, pues acompañó su pregunta con una ...
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