1. Estrecha


    Fecha: 29/06/2022, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... requiebros –sinceros por otra parte-, tomó su documentación de mis manos, no sin dejar pasar la oportunidad de rozar el dorso de la derecha con la suya, tan delicada y blanca, con esas uñas granates perfectas y atrayentes… Se dio la vuelta y se dirigió hacia su coche contoneándose, moviendo consciente y magistralmente su fabuloso culazo, embutido en la delicada tela de su fino pantalón, hipnotizándome y fijando mis ojos en la afanosa e inútil búsqueda de las delatoras líneas de sus braguitas marcadas bajo el pantalón, pues yo buscaba una prenda acorde al volumen generoso de las formas de su amplio trasero, resultando infructuosa mi búsqueda en aquella zona, aunque finalmente Aisha, sabedora, como toda mujer, que un hombre SIEMPRE les mira el culo a la menor oportunidad, me volvió a dar muestras de su generosidad: al llegar a su vehículo se giró nuevamente hacia mí, sonriendo, cerciorándose de que efectivamente estaba pendiente de su sensacional culo, aquilatándolo, disfrutando de su contemplación, calentándome con las expectativas que creaba en mi imaginación febril… tras ello abrió la puerta de la conductora y se dispuso a guardar la documentación en la guantera del lado opuesto, apoyando para ello una rodilla sobre el asiento, introduciendo su cuerpo de cintura para arriba en el interior, dejando bien expuesto su prominente culo, respingón, ofrecido a mi lujuriosa vista, demorándose sin prisa alguna, sabedora de que cada segundo era un placer y un suplicio a la vez para ...
    ... aquel espontáneo admirador que le había surgido inesperadamente.
    
    Pude comprobar, merced a que su pantalón se recogió un poco hacia abajo debido a la forzada postura, que Aisha usaba un tanga blanco con lunares negros, cuyo estrecho triangulito no era suficiente para tapar su “huchita”, el inicio de la raja de su culazo. Aquello era demasiado, me estaba mostrando su culo, sus bragas, si no fuera porque estaba trabajando, no hubiera dudado en acercarme y propinarle una buena nalgada, porque ese trasero y esa mujer lo estaban pidiendo con silenciosos gritos.
    
    La flacidez con la que mi miembro viril arrostró el comienzo de mi intervención policial con Aisha había ido dando paso a una expectante fase morcillona que por último, dada la contemplación de sus prominentes nalgas, estaba dando paso a una cada vez más evidente erección, visible a través del pantalón de mi uniforme, que no pasó desapercibida para la cada vez más libidinosa Aisha, que de reojo vigilaba los estragos que su trasero provocaba en su lanzado admirador.
    
    Tras tomarse su tiempo y dilaciones debidas en ordenar su documentación, Aisha se reincorporó, volvió a sonreírme de forma muy intencionada y se introdujo en su vehículo, abrochó su cinturón de seguridad y dijo:
    
    - Bueno, agente… ¿Cómo te llamas?
    
    - Dyomedhe…
    
    - Es que me gusta saber el nombre de los hombres que me requiebran y me atraen… bueno ¿me llamarás?
    
    - Tenlo por seguro, Aisha
    
    - Pues no te demores, que tengo ganas de volver a verte… en ...
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