1. Aventura con un desconocido


    Fecha: 19/06/2022, Categorías: Sexo con Maduras Autor: esperanza, Fuente: CuentoRelatos

    ... tenía así, hacía que yo gimiera involuntariamente, súbitamente él también empezó a gemir. Empecé a meter y a sacar mis dedos más rápidamente, pude sentir cómo bajaba un hormigueo por mis piernas, la planta de los pies tensionadas y empecé a temblar, la silla estaba mojada. Tuve un delicioso orgasmo. ¡Qué rico, quiero más!- dije.
    
    Cogí su mano y la traje hacia a mí, le indiqué mi sexo. Es tu turno. Quiero que me toques y sientas mi humedad- le dije. El semáforo cambió a rojo. Mientras paramos Víctor empezó a tocarme, estaba muy excitada, levanté mi cabeza y capté que había una Policía de Tránsito observándonos. Le hice saber a él y entre risas respondió; déjala que se torture-. Empecé a gemir como loca; fue la cereza del pastel. Por un momento estuve en los ojos de esa chica observando esta escena degenerada y me llevó al límite, quería que me lo metiera ya. Luego cogí su pene venoso y empecé a sentir lo mojado que estaba, lo tenía duro y caliente, me imaginaba cómo entraría por mi vagina lentamente, mientras acariciaba mis senos y me halaba el cabello.
    
    En un momento paró el carro y me prestó toda la atención, recostó la silla y empezó a besarme el cuello, con la otra mano se tocaba, mi piel estaba erizada. Me metía dos dedos en la vagina y me hacía de arriba hacia abajo. Nuevamente empecé a sentir un cosquilleo en mis piernas, la planta de mis pies tensionadas, mis manos sudaban y temblaban, tenía el corazón a mil, mis labios resecos y mis pezones parados. Sentí ...
    ... cómo empezó a salir un chorro de mi vagina y los vidrios estaban empañados. Nuevamente ha hecho que tenga un orgasmo. ¿Quieres más?- preguntó. –Sí- respondí. Continuamos el camino y paramos en un sex shop. Me dijo que esperara, mientras él iba a comprar algo. Se bajó y entró a la tienda.
    
    Mientras lo veía caminar, empecé a morbosearlo. Quería tocar su espalda, su pecho, sus piernas, deslizarme por su cuerpo, sentir sus labios y sus manos sobre mí, recorriendo cada milímetro de mi cuerpo. ¿Qué estará haciendo?, ¿qué irá a traer?- me pregunté. De pronto salió de aquel lugar y subió al carro; ¿qué traes?- pregunté. -¡Déjate sorprender!– respondió.
    
    Llegamos al edificio. Desde allí se divisaba toda la ciudad. Se bajó, me abrió la puerta del carro, me tomó de la mano y me dijo: ven. Fuimos al ascensor, entramos y estábamos solos. Estaba un poco nerviosa. Lo miré con mi cara de niña buena y le sonreí, de pronto el atrevido me colocó una mano en la cintura, me empujó hacia él y me dio un beso. Por fin, pude sentir sus finos labios, su lengua era juguetona y combinaba bien con la mía. Me la pasaba y recorría mi boca, humedecía mis labios y luego los chupaba, estaba tan deseoso como yo. El deseo era reciproco y el placer era intenso. Con su otra mano empezó a subir mi vestido, la pasaba por mi cola, sentí que metió sus dedos en mi vagina y me susurró al oído “disfruta”. El ascensor paró, ¡llegamos! –dijo. Mi corazón parecía que se fuera a salir. Salimos de allí y entramos al ...