1. El viejo conserje (Capítulo III)


    Fecha: 18/06/2022, Categorías: Sexo con Maduras Autor: drwite, Fuente: CuentoRelatos

    ... una vez saciado el deseo, volvería la desconfianza y era lo último que quería, por eso tuve que romper el beso y tomando su mano lo hice que se acostara en la cama y yo me coloqué a un lado. Por unos minutos estuvimos en silencio, pero armándome de valor, sostuve su mano y la puse en mi vientre.
    
    -Estoy embarazada.
    
    El silencio que siguió fue casi eterno y me dio miedo pensar lo que podía significar su falta de palabras.
    
    -Sé que no es lo que deseabas escuchar, y también sé que tú querías que esperáramos hasta mis veinticinco años para esto, pero desde la primera vez que me entregué a ti, supe que me habías embarazado. Era consciente de que estaba en mis días fértiles y que no tomaba nada para evitar concebir, pero no puedo creer que pensaras que jamás me embarazarías si nuestros siguientes encuentros no han sido diferentes. Ni tú te pones condón, ni yo tomo pastillas y siempre terminas dentro de mí.
    
    -Soy demasiado viejo y pensé que mis espermas no eran saludables.
    
    -Pues ya ves que son muy sanos, a menos de que pienses que no es tu hijo –dije soltando su mano y me giré para darle la espalda.
    
    Él giró rápidamente y pasó sus brazos por mi vientre.
    
    -Sé que es mío. No sólo porque lo siento en mi corazón, sino porque sentí plenamente el momento en que rompí tu himen… Eras virgen cuando te tomé y desde ese día sólo has estado conmigo. Tus horas libres y los fines de semana me los das a mí, sería un imbécil si creyera que este pequeño no es mi hijo –dijo dándole ...
    ... una tierna caricia a mi vientre– Amor, estoy tan feliz por este hermoso regalo… ¿tú también estás feliz? –preguntó nervioso.
    
    Su cálido aliento en mi oído despertó mi lujuria, pero sus palabras me conmovieron y por ellas logré responderle cuando giré para que quedáramos de frente.
    
    -Te dije que pude detener el embarazo al día siguiente, pero que no quise hacerlo y no fue porque pensara que no podías embarazarme, sino porque deseaba que lo hubieras hecho.
    
    -¿Por qué lo deseabas? –su voz temblaba de emoción y yo le respondí con una sonrisa.
    
    -Ya te había dicho el por qué, pero te lo repetiré... Eres buena persona y yo quería cumplirte el deseo de ser padre.
    
    Filomeno vibró de felicidad y me besó con pasión y supe que hice lo correcto al inventar esa respuesta.
    
    Aquella noche celebramos la dicha de saber que seríamos padres como mejor sabíamos hacerlo –o sea, haciendo el amor. Esta vez nuestros besos y caricias fueron tiernas y dulces. Nos entregamos despacio y sin prisas. Nos dijimos una gran cantidad de palabras de amor y es que el saber que Filomeno estaba feliz por mi embarazo alejó todo el miedo que sentía. Ahora tenía la confianza de que saldríamos adelante estando unidos por el bien de nuestro hijo y por nosotros mismos.
    
    Desperté a las once de la mañana del domingo. Este era un día en el que Filomeno y yo siempre salíamos a dar un paseo por el parque de la universidad y luego hacíamos un picnic, por eso madrugábamos, pero ayer yo estaba más lujuriosa de lo ...
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