1. Tacones de altura


    Fecha: 30/05/2022, Categorías: Fetichismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... que me mira fijamente a los ojos.
    
    - ¡Eres una diosa! - me repite descarado, mordiéndose el labio y escrutando todo mi cuerpo de cabeza a pies.
    
    No le respondo, tan solo río forzadamente, caminando altiva con mis nuevos taconazos, intentando recordar su cara de algo, pero no, definitivamente no le conozco, supongo que será alguno de los matones que suele ir con mi jefe, pues no va trajeado como el resto, lleva una camisa de cuadritos y se adivina que está cuadrado. Me ha dado tiempo a poder ver que tiene unos brazos fuertes.
    
    Al salir del baño, vuelve a sonreírme levantando su copa y me guiña un ojo sin dejar de mirar mis piernas mientras yo avanzo orgullosa de causar tantas sensaciones como esa. Si le he impactado tanto como dice, seguramente el pobrecito acabará haciéndose una paja esta noche a mi salud y eso vuelve a ponerme los pezones duros. ¡Esta noche tiene que acabar con polvazo con mi esposo! - pienso al calentarme tanto.
    
    Pasa el tiempo y mi marido me dice que no podrá llegar, porque el trabajo se ha complicado y la reunión no acabará hasta medianoche, que me coja un taxi y le espere en casa solamente con mis zapatos que está deseando verme y estrenar por fin mi agujerito posterior. Entonces me acerco a mi jefe para despedirme, pues ya es tarde y la gente se está marchando de la pequeña fiesta.
    
    - Espera, ¿te vas ya? - me pregunta Don Daniel.
    
    - Sí, se me hace tarde. - respondo viendo como me mira sonriente.
    
    - Mujer, es pronto, son solo las ...
    ... once.
    
    - Sí, pero estoy algo cansada y he quedado con mi marido. - le respondo, pues en realidad con tanto vino lo que me siento es algo mareada y con ganas de rematar la faena en casa con mi esposo y mis nuevos tacones.
    
    - Muy bien, nos vemos mañana en la oficina. ¿Te dije que estás guapísima? - añade dibujando mi silueta de arriba a abajo.
    
    - Gracias.
    
    - ¿Te vienen a buscar?
    
    - No, llamaré a un taxi.
    
    - No. Usa el mío, que ahora ha quedado libre. Yo no lo necesitaré hasta dentro de un buen rato.
    
    - ¡Ah, genial! - respondo.
    
    En ese momento Don Daniel se gira buscando entre la gente hasta que encuentra a aquel hombre fornido desconocido que me encontré al pasar a los servicios y que resulta ser su taxista.
    
    - ¡Raúl, Raúl!, tienes un servicio. - le avisa y me señala como su nueva pasajera.
    
    Mi jefe besa dulcemente mi mano, dirigiendo su mirada una vez más a mi canalillo, después a los ojos y por último recorre la largura de mis piernas... Le noto encandilado y creo que me va a renovar, pues su sonrisa me dice que sí. Hoy he hecho mi labor de peloteo, pero además creo que le he impresionado más de la cuenta, incluso me parece que un bulto sospechoso se ha despertado bajo su pantalón. ¿Estaré logrando excitar a la gente tanto o serán figuraciones mías?
    
    - Llévala a su casa y cuídamela. - le comenta Don Daniel al taxista que tiene dibujada una gran sonrisa en su rostro...
    
    - Claro. Será un placer. . dice el hombre que abre su brazo para que me agarre a él.
    
    Al ...
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