1. Tacones de altura


    Fecha: 30/05/2022, Categorías: Fetichismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... que no sé qué me pasa que con estos tacones no soy yo misma y me excito sola, llegando a estimularme pensando en que mi marido me desvirgue de una vez el culo con ellos puestos. Me tomo algún canapé y me bebo la tercera copa esperando a mi esposo.
    
    Por fin, más entrada la noche, llega mi jefe, Don Daniel, acompañado del séquito de moscones de siempre y nada más girar su vista hacia mí, cambia de rumbo mirándome de arriba a abajo especialmente mis largas piernas, que yo meneo con disimulo y cruzo a la altura de mis tobillos mirando aparentemente distraída un cuadro y con mi copa en una mano. Se me acerca...
    
    - Hola, preciosa. Al final has podido venir. - me dice agarrando mi cintura, dándome dos besos.
    
    Creo que es la primera vez que mi jefe me da dos besos y aunque no es la primera que admira mi cuerpo, con mi indumentaria de hoy le he impactado, estoy segura.
    
    - Claro, no quería faltar a la presentación de su obra. Por cierto son preciosos. - le respondo sonriente y señalando el cuadro que tengo enfrente.
    
    - Tú sí que eres preciosa. Y más alta de lo que creía - apunta haciéndome un repaso de arriba a abajo.
    
    - Gracias. Son los zapatos - respondo algo azorada apoyando mi mano sobre su hombro para no caerme, levanto mi pie hacia a atrás para que vea ese interminable tacón que calzo.
    
    - Esos zapatos son nuevos, ¿no? - dice él.
    
    - ¿Cómo?
    
    - Sí, la blusa y la minifalda ya te las he visto por la oficina alguna vez, pero con esos tacones, estás impresionante… ...
    ... ¡muy sexy!
    
    Desde luego que es la primera vez que mi jefe me dice algo así y muy colorada, no acabo de contestar a sus halagos, cuando alguien reclama su atención para presentar la exposición y yo aprovecho para seguir mandando mensajes a mi esposo que se va retrasando más y más. Hablo con diversos compañeros, que han acudido al evento y también me piropean por mi atuendo. Creo que definitivamente hoy es mi noche, pues estoy siendo el centro de atención. Noto tantas miradas clavadas en mi escote y en mis piernas, lo que me provoca un nuevo cosquilleo en mi entrepierna.
    
    .
    
    Acabo bebiendo unas cuantas copas de vino y me siento un poco mareada, pero mi esposo me sigue diciendo que se retrasa y son casi las diez de la noche. En un momento me dirijo al baño y al pasar por la puerta principal veo que hay un hombre fuerte allí plantado de brazos cruzados que se me queda mirando fijamente durante todo mi paseo delante de él. Marco bien mis pasos, para que se fije especialmente en mis piernas. Le miro de reojo y me encanta esa cara que pone al verme. Le atraigo, no hay duda. No le conozco, aunque sospecho que es algún otro empleado de mi jefe. Me hago la desentendida recogiendo sobre mi oreja un mechón rebelde, pero en realidad es otro de mis gestos sensuales y femeninos. Su mirada clavada en mi canalillo y después en mis piernas. Me sorprende su voz varonil:
    
    - Hola, ¿acaso eres una aparición? - me pregunta, levantando su copa.
    
    - ¿Cómo? - pregunto volviendo mi cara hacia él ...
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