1. Persuasión a la perversión (III)


    Fecha: 27/05/2022, Categorías: Anal Autor: Alexonicex, Fuente: CuentoRelatos

    ... nuevo el culo de Carol—. Lo haré.
    
    No esperábamos que aceptara. ¿Hasta qué punto está dispuesta a defender su estúpido ego y que es mejor en todo? No creíamos que estaría dispuesta a comer mierda, pero en el caso de que aceptara yo me llevo una mamada y Carol el deleite de humillar a Eri haciéndole comer su culo indirectamente.
    
    Se arrodilló y me acerqué a ella rabo en mano hasta que el glande tocó la comisura de sus labios. Con cierta cara de asco, sacó la lengua tímidamente y cerró los ojos mientras me lamía la puntita. Empujé un poco tratando que abriera la boca para metérsela bien, pero no había manera.
    
    —Si no lo vas a hacer bien, aquí queda la cosa— dije apartándome un poco.
    
    —No, espera— dijo, y tomó un largo trago del cubata, suspiró y me la empezó a comer como dios manda, aunque poco duró.
    
    Cuando empecé a acompañarla, le entraron arcadas, se incorporó con los mofletes hinchados y se metió entre los arbustos a vomitar. Carol y yo nos empezamos a reír.
    
    Me acerqué a Carol, le di un beso.
    
    —¿Quieres chupármela tú?
    
    —No— me dijo sonriendo, en otro momento, quizá— dijo estrechándose de hombros. Me acarició la cara y se dio la vuelta —. Acaba ya, antes de que vuelva.
    
    No necesitaba mucho tiempo. Llevaba una excitación encima que un breve soplido podría provocar la eyaculación.
    
    Se la clavé de nuevo en el culo y empecé a darle sin límite, ella me acompasaba moviendo sus piernas. Le cogí de los senos, poniendo su espalda contra mi pecho y buscaba su ...
    ... boca. Entre un beso largo y húmedo y mis manos sobando su pecho, culminé en su ano con una eyaculación violenta hasta un poco dolorosa, y seguí apretando hasta perder la dureza.
    
    Nos quedamos unos segundos inmóviles. Mis manos repasaban todo su cuerpo, como confirmando que seguía allí, esto es con lo que acabo de correrme. Finalmente nos despegamos, y nos miramos con vergüenza.
    
    —¿Quieres una toallita?— me preguntó.
    
    Asentí, y me limpié el pené de toda la vaselina y restos que habían quedado allí. Me hicieron falta un par más. Ella hizo lo mismo.
    
    Cuando ya estábamos listos como si no hubiera pasado nada, fuimos en busca de Erica. Había vuelto con el grupo al bar. Cuando nos vio, hizo como que no había pasado nada.
    
    —¡Hombre! ¡Os estaba buscando! ¿Dónde os habíais metido?
    
    La miramos con condescendencia e intentó disimular soltando una sonrisa.
    
    —Blanco y en botella, leche— le dijo un amigo—. Estaban a sus cosas, déjalos tranquilos. ¿Una copa?
    
    Miré la hora que era y cuando tendría que conducir.
    
    —¡Venga!
    
    La noche pasó sin más incidencias. Alguno de los chicos trataba de arrancarme información, que qué tal el polvo con Carol, que qué cabrón en la primera noche. Yo me limitaba a desmentir que no había pasado nada y que solo fuimos a fumar un porro al parque. Prefería ser discreto que no convertirme en el centro por haber tenido relaciones esa noche.
    
    Llegada la hora, emprendimos el camino de vuelta. Carol y Erica no se dijeron ni mu. Erica estaba serena pues ...
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