1. Paty y su tesoro


    Fecha: 11/05/2022, Categorías: Anal Autor: unbuentipo, Fuente: CuentoRelatos

    ... oro.
    
    Llegamos al hotel, los dos íbamos muy prendidos; en el camino venía frotando su pucha y tetas en las calles solitarias, la había besado intensamente, al menos 4 veces le dije al oído que tenía ganas de cogérmela duro. Llegamos al hotel y entramos a la habitación, comencé a desnudarla apenas después de llegar a la cama. Nos desnudamos y nos dirigimos a la bañera. Allí pude ver su regordete cuerpo; la idea de destrozarle el ano era lo que me mantenía en pie. Bajo la regadera la abracé por la espalda, sobando sus tetas y alcanzando intermitentemente su vulva mojada, su clítoris duro. Enjaboné su espalda, puse jabón en mis manos y frote el hueco de sus nalgas, con la punta del dedo índice tallé directo en su ano, despacio, ella suspiraba. Le pregunté si le gustaba, me dijo que sí. Me agazapé a un costado suyo y le metí dos dedos de la mano derecha en la pucha, con el dedo pulgar frotaba su clítoris y al dedo enjabonado que frotaba la entrada de su recto, lo empujé hasta el nudillo, ella sólo gemía y gemía. Comencé a darle duro con los dedos metidos en los dos huecos, ella separaba cada vez más las piernas y doblaba las rodillas, como queriendo sentir mis dedos más y más dentro. Le saqué el dedo del culo por completo, sólo para meterlo de nuevo allí pero acompañado del dedo medio, dio un chillido leve pero definitivamente era por placer. Se vino un par de veces. Terminamos de bañarnos y nos dirigimos a la cama, la recosté en la esquina de la cama y me abalancé sobre esa ...
    ... depilada y fresca panocha, la saboreé cómo cuando tenía ella 20 años. La hice venir un par de veces más, se relajó un buen rato, se había revolcado tanto con los impactos orgásmicos que estaba aturdida. Cuando juzgué estaba repuesta, la acomodé de tal manera que estando acostada en la orilla, podía mamarme la verga estando yo de pie. Sin decirle nada, tomé su nuca y la empujé hacia mi verga. La chupó relajadamente, mientras empecé a frotar su clítoris, empapándola de nuevo. Me la cogí por la pucha con ahínco, quería dejar mis ansias primero, para estar más tiempo disfrutando de su recto apretando mi verga, con la segunda erección.
    
    Charlamos por unos minutos después de haber dejado llena su pucha con mi lefa. Cuando me sentí energizado de nuevo, froté su pucha unos segundos, ella notó en mi mirada que era hora que me entregara su deliciosa dona de chocolate. Con la mano hice presión entre sus muslos, como indicándole que los separara más. Bajé mis dedos más allá de su entrada común, comencé a deslizar mis dedos en su salida -que ahora sería una entrada nada común para mi pedazo de carne-. Apenas sentí su esfínter rendirse y darme su calor mi mente cambió, sólo quería dilatar ese culo con mi verga, ¡y lo quería ya! Busqué el lubricante, mientras ella se acomodaba de nuevo en la esquina de la cama; me puse lubricante en todo el chile, que se me puso duro de sentir la suavidad del gel. Me acerqué y le dije que subiera las piernas y se separara las nalgotas que poseía. Sin pudor, ...