1. Paty y su tesoro


    Fecha: 11/05/2022, Categorías: Anal Autor: unbuentipo, Fuente: CuentoRelatos

    ... quería dejarle la leche en su tanga, y nos masturbó, usó mi glande como vibrador, casi terminamos al mismo tiempo. Limpiamos lo que teníamos que limpiar, acomodamos lo desacomodado y nos fuimos.
    
    Llegó el día de mi cumpleaños, nos reunimos en casa del amigo antes mencionado, él, Paty y una chica también vecina de ambos. En una oportunidad, Paty y yo nos escabullimos al cuarto de lavado. Esta vez, el alcohol me había desinhibido, comenzamos el escarceo erótico por unos minutos, disfruté sus tetas y sus nalgas, mientras ella me agarraba la verga que pulsaba entre sus dedos inquietos, me hinqué, boté el cinturón y demás ajustes del pantalón para bajarle cómodamente las prendas que se interponían entre nuestras carnes. Tuve en mi mirada su deliciosa pucha depilada, esa vista me invitaba a comerla, a lamerla, a disfrutar el sabor de sus jugos. Me lancé sobre ella, estando ella de pie y con la ropa a medio muslo, como pude, hice llegar mi lengua a su clítoris, colecté sus jugos en la punta de mi lengua, su delicioso sabor invadió mi boca. Su piel estaba suave, muy suave, se sentía que no tenía mucho tiempo de haberla talado para mí. Se vino deliciosamente en mi boca, una y otra vez. Me levanté y la besé con mi boca cubierta con mi propia saliva y los jugos de su pucha, me dijo al oído: - Ponte aquí. Indicándome que tomara su lugar. Se hincó y comenzó a mamarme la verga como siempre, delicioso. El alcohol me tenía en “modo jefe”, maliciosamente, cuando estaba por venirme, ...
    ... firmemente la sujeté de la nuca con una mano y con la otra acariciando su mejilla y eyaculé en su boca. A ella no le agrada comerse mi leche, intentó zafarse pero soy bastante fuerte. Se rindió, recibió mi jugo en su totalidad, hasta la última gota posible. Se incorporó con la boca cerrada y una mirada de sorpresa. Escupió en el lavadero y me dijo: -¡no me gusta comerme los mecos!, - no te los comiste, Respondí. Regresamos a la sala con los otros amigos.
    
    Esa fue nuestro último encuentro por años.
    
    Charlamos largo rato por teléfono, después de un reencuentro casual. Quedamos en ir a coger sin ningún tipo de compromiso. Llegó el día y la hora; en cuanto estuve fuera de su casa de inmediato le mandé un mensaje indicándole que estaba afuera esperando. Cuando salió me impresionó su apariencia, muy diferente a su juventud, descuidada para ser precisos. Se había dejado crecer el abdomen y no reparaba en su forma de vestir.
    
    Francamente, mi libido se estremeció. Pero ya estaba allí. Me comporté como un caballero. Se subió al auto, me saludó efusivamente: - Hola, ¿cómo estás? Con un beso en la mejilla y un abrazo. –Bien Patito, bien. Le decía patito de cariño. Extendió la mano derecha hacia mí mientras me decía de manera alegre y relajada: -Toma, por si quieres ocuparlo; dándome un lubricante en un frasco gris, pequeño y de letras rojas. ¡Pff! su actitud y el regalo me dispararon la libido hasta el cielo. Me iba a dar una sesión de sexo anal sin haberla pedido. Buscaba cobre y encontré ...