1. La fiesta


    Fecha: 10/05/2022, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Mónica también parece sorprendida. El cuerpo de Vero se relaja y la expresión de sus facciones pierden toda rigidez, incluso sonríe y, de repente, vemos como entre los dedos de Anabel destella un hilo de cobriza orina que se eleva sobre su vientre y salpica sobre sus pechos y su rostro cuando cae.
    
    —No habíais oído hablar de la lluvia dorada, ¿cierto?
    
    Aumenta la cadencia de sus caricias e introduce uno de sus dedos en su sexo, Verónica salta literalmente mientras el liquido con deja de fluir cada vez con más intensidad, y entonces ocurre, Vero parece concadenar varios orgasmos que se solapan entre sí, se mueve convulsamente, jadea… y, por fin, se recuesta de nuevo en el sofá completamente extenuada, habla con un hilillo de voz cansada.
    
    —Gracias Anabel, bésame, lo necesito.
    
    Ella obedece sonriente y acerca su pómulo al de Vero, ambas sonríen y se besan con inusitada pasión.
    
    —Creo que deberíamos descansar un poco, ¿no os parece, Chicas?
    
    Las tres me miran con expresión burlona y Vero es la primera en contestar.
    
    —Mónica y yo vamos a ducharnos, nunca me había sentido tan guarra.
    
    — ¿Te refieres a sucia o a lasciva?
    
    Reímos a coro.
    
    —Las dos cosas… pero me encanta.
    
    Anabel interrumpe.
    
    —Pues esto acaba de empezar, se me mas trucos.
    
    —Estamos ansiosas, ¿verdad Vero?
    
    —No te puedes imaginar hasta que punto, Mó.
    
    Las dos desaparecen tras la puerta y Anabel y yo nos quedamos solos, Me mira con cierta veneración.
    
    —Sabes una cosa, Fer: soy virgen y ...
    ... me gustaría seguir siéndolo, ¿lo entiendes?
    
    —Claro Anabel y lo respeto… pero
    
    —…Pero me ha gustado la forma en que me has acariciado, me ha gustado hacerte una felación y, aunque no sé exactamente lo que puede llegar a gustarme te permitiré que me penetres por detrás.
    
    No doy crédito y mi falo adquiere de nuevo una considerable magnitud. Anabel repara en ello y sonríe. Es la sonrisa más cautivadora que he visto jamás.
    
    — ¡Vaya!, creo que he despertado al muñequito, ¿qué me dices, Fer?
    
    — ¿Tú qué crees?
    
    —Una ducha rápida y resucitamos la fiesta, ¿te parece?
    
    —Eres un ángel.
    
    Mónica y Vero están de pie bajo la ducha. El agua se estrella en sus cabezas y rompe en forma de gotas que resbalan por sus cuerpos desnudos. Vero enjabona el vientre de su amiga desde atrás utilizando una suave y densa esponja, acerca su boca a su cuello y tras acariciarlo con la lengua habla en su oído.
    
    —Me reprocho todo el tiempo que hemos perdido, creo que seré incapaz de dejar de desear hacerte el amor ni una sola noche más, ahora sé que siempre me has gustado, Mónica.
    
    Vuelve la cabeza para buscar sus labios.
    
    —Tú a mi también, Vero, te quiero.
    
    Vero desliza uno de sus brazos y acaricia el sexo de Mónica suavemente, emulando los gestos que Anabel le realizó a ella sólo unos minutos antes, Mónica parece sufrir una pequeña descarga eléctrica que recorre su columna vertebral y eriza el vello de sus brazos.
    
    —Es bestial, Vero. Nunca imagine que pudiera sentirme así.
    
    —Lo sé… ...
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