1. La fiesta


    Fecha: 10/05/2022, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... perdida.
    
    —Buena pregunta Anabel, si dos creen que no es cierto el mentiroso se obligará a pagar una prenda.
    
    Las tres asienten de nuevo.
    
    — ¿Empiezo yo?
    
    Ríen al unísono.
    
    — ¿Cuánto hace que Mónica y tú vivís juntas?
    
    Vero parece incomoda.
    
    —Unos tres años.
    
    — ¿Te gusta?
    
    — ¿Qué quieres decir?
    
    —Si la deseas.
    
    —La deseo ¿cómo?
    
    —Sexualmente.
    
    Se aparta de Mónica y parece airada.
    
    —Es una tía, ¿no?
    
    —Pues Claro, como tú, Verónica, por eso te pregunta si la deseas.
    
    Verónica me interrumpe taxativa.
    
    — ¿Tú desearías a un tío aunque viviese tres años contigo?
    
    Parece ofuscada.
    
    —No lo sé. No… no, seguro que no.
    
    — ¿Cómo lo sabes Anabel?, ¿has estado alguna vez con un tío?
    
    —Vete a la mierda, Verónica.
    
    Intervengo como si de un tutor se tratase.
    
    —Vero tiene razón, Anabel, estamos jugando al juego de la verdad. Contesta.
    
    —Nunca he estado con un hombre, me repugna sólo imaginarlo.
    
    Verónica parece recrearse y no me conviene.
    
    — ¿Cómo lo sabes?
    
    Las interrumpo entusiasmado.
    
    —De la misma forma que sabes que te repugna Mónica y jamás le mostrarías tu afecto.
    
    Vero gira su cara para observar a Mónica y esta le devuelve la mirada. Intuyo que de las tres es la más perjudicada por la droga.
    
    —A mi no me repugna Mónica, la quiero y me parece la tía más atractiva del mundo.
    
    Mónica sonríe con deje imbécil.
    
    —Pues no es exactamente lo que has dicho.
    
    —He dicho qué…
    
    Anabel interrumpe de nuevo.
    
    —Que Mónica te ...
    ... repugna.
    
    —Maldita sea. Has sido tú la que ha utilizado ese verbo respecto a estar con un tío. Puta lesbiana.
    
    Lo último que deseo es que todo esto se salga de madre. Debo corregir los flecos como sea.
    
    –Vero, estás faltando el respeto a Anabel y ofendiendo a Mónica.
    
    Verónica parece ensimismarse, abraza a Mónica y dirige su mirada a Anabel.
    
    —Lo siento, tía, no he querido decir eso.
    
    —Entonces has mentido.
    
    —No es eso Anabel, yo…
    
    Quiero focalizar el tema, me entusiasma.
    
    —Anabel tiene razón. No odias a Mónica, la adoras… la deseas.
    
    Mónica parece despertar de un incipiente letargo. Ladea su cabeza y observa fijamente a Vero despejando su frente de cabello, en actitud risueña.
    
    — ¿Nunca has pensado que tu a mí también me gustas?
    
    Verónica esquiva el gesto.
    
    Debo intervenir antes de que se rompa la magia. Recuerdo haber leído historias sobre sectas y presuntos gurús que manipulan las mentes.
    
    —Si estamos dispuestos a desnudar nuestras mentes, ¿por qué no desnudamos nuestros cuerpos?
    
    Las tres me miran con inquietante vacilación pero no parece que desprecien mi propuesta. Sus miradas delatan embriaguez y es Anabel la primera en responder.
    
    — ¿Por qué no?, ¿puede haber algo que afiance más nuestra amistad?
    
    Las tres parecen confundidas y se miran entre sí con expresión compungida, pero Mónica reacciona poniéndose en pie frente a Anabel y a mí y desabotona su chaqueta con gestos quedos. Anabel me sorprende una vez más.
    
    —Hazlo tú Veró, porqué no ...
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