1. La Sapo


    Fecha: 10/05/2022, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    -¡Arturoooo! - ¡¡¡Artuuuuroooo!!!
    
    -Joder Domi, me llama mi madre, ya nos vemos a las ocho en la plaza con las bicis. - ¿OK?
    
    - ¿Vale? Pero te tengo que contar algo muy gordo que tiene que ver contigo…! ¡Vas a alucinar en colores hermano!
    
    No será pa tanto cabrón…venga, luego me cuentas perro…
    
    - Ok, Arturo. Luego nos vemos - ¡Ja!
    
    Domingo, mi mejor amigo, suele pasar por la frutería de mis padres donde yo ayudo durante los veranos.
    
    Pasa a verme y yo me salgo a la calle para ir planeando lo que haremos al terminar mi jornada. Si no me llaman mis padres paso el rato sin dar golpe y así la tarde se me hace más corta.
    
    ̶ Dime madre. Le conteste con gesto de predisposición a lo que mandase. Me jugaba la paga del sábado y hoy precisamente era viernes, además, ya eran las siete y media y tan solo me quedaban 20 minutos para poder irme.
    
    - Arturito, tienes que llevar el pedido de Doña Rosario. Me dijo
    
    - ¿ Ahooora? Pregunte con gesto incrédulo y muy serio.
    
    - ¡Si! - Ahora mismo y sin rechistar. Insistió de forma tajante.
    
    - Joder, tenía que ser la sapo. Dije dando un golpe en la pared con la mano abierta.
    
    - Arturito, no vuelvas a llamar a Doña Rosario así. Te puede oír cualquiera. Me dijo bajando el tono de voz y acercándose a mi oído.
    
    - Es que siempre es la misma, ¿no puedo ir mañana?
    
    Como es lógico, pese a mis protestas, cuando mi madre me decía algo, al final, no me quedaba otra más que ...
    ... claudicar.
    
    ------------------------------------------------------------Minutos más tarde…
    
    Llegue a la puerta de Doña Rosario y llame al timbre, preparado para ver al esperpento, me puse serio y con las bolsas en vilo para no perder tiempo.
    
    Al abrirse la puerta, asomo una cabecita. Era Rosita, la hija de Doña Rosario que debía de haber venido para pasar el verano, pues está estudiando en un internado de Palencia.
    
    - Hola Arturo, mirándome con una media sonrisa maliciosa y haciéndose la sorprendida, perdona pero ahora viene mi madre y te abre que yo no puedo .Me dijo con cara de superioridad y de forma intrigante, y cerró la puerta.
    
    Tenía el pelo húmedo, por lo que deduje que estaría recién duchada y seguramente solo cubierta por una toalla, con lo que al ver que era yo había preferido no pasar el apuro.
    
    Escuche unos gritos. Era la Sapo algo alterada diciendo a Rosita que se metiese en su cuarto. Doña Rosario no quiere que Rosita se acerque mucho a los chicos.
    
    De pronto, volvió a abrirse la puerta y apareció doña Rosario. Parecía una loca; todavía resoplaba como un toro, estaba un poco azarada por la tensión con su hija, con esos ojos saltones y la papada temblorosa y esa forma de hablar tan intensa.
    
    - ¿Que tal hijo? - ¿Has traído todo? ¿Los calabacines también? – Me miraba sonriente tratando de restablecer una cierta serenidad.
    
    - Si todo Doña Rosario
    
    - Pues pasa y déjalo en la cocina que voy a por el dinero.
    
    No tuvo que decirme más, ya conocía la casa. No era la primera vez que le llevaba la compra. ...
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