1. Un chico lindo, demasiado lindo (6)


    Fecha: 18/06/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... parando.
    
    -Perfecto, tráigame uno de sus cintos, don Ernesto. –y allá fue el viejo en busca de uno de sus cinturones mientras el chico comenzaba a temblar de miedo ante lo que le esperaba.
    
    -Te voy a enseñar a no volver a calentarte con una mujer, nena…
    
    -No soy una nena… -se empecinó orgullosamente el chico.
    
    Don Ernesto volvió con un cinto marrón, importante, ancho, que Hilda tomó con expresión perversa.
    
    El viejo se bajó los pantalones y el calzoncillo y se acomodó en una de las
    
    -Bueno, putito, a tomar la mamadera… -dijo e Hilda y reafirmó la orden dándole al chico un cintarazo en el culo.
    
    Atemorizado tomo la verga ya algo erecta, se la metió en la boca y empezó a mamar. Poco tardó esa verga en ponerse bien dura y fue entonces cundo Hilda comenzó a descargar el cinto en la colita del chico.
    
    -Que sea la última vez que te calentás con una mujer, ¿entendido? Y siguió azotándolo impiadosamente.
    
    La situación era incontrolable para el pobre chico, que mamaba y mamaba mientras padecía el dolor de los cintarazos en sus nalgas, Don Ernesto jadeaba con su verga erecta en la boca del chico en tanto Hilda se excitaba cada vez haciendo restallar una y otra vez el cinturón en esa linda colita.
    
    -No puedo más… Por favor, no puedo más… -suplico el chico interrumpiendo la mamada.
    
    -Decí lo que queremos escuchar. –exigió Hilda sin dejar de azotarlo.
    
    -No se… -gimoteó el pobrecito.
    
    -No voy a volver a excitarme con una mujer, eso queremos que digas, putito.
    
    -No… no voy a volver a… a excitarme con… con una mujer… -repitió el chico ya incapaz de seguir resistiendo el castigo.
    
    -Soy un putito, decilo. –le ordenó Hilda sin dejar de golpearlo con el cinto.
    
    -Soy un putito…
    
    -Seguí mamando. –fue la orden y el chico continuó chupando la pija de don Ernesto hasta que de ella surgieron dos abundantes chorros de semen que debió tragar hasta la última gota.
    
    (continuará)
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