1. Cuatro pollas y un funeral


    Fecha: 17/02/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos

    ... papel a tinta, Luis me había bajado la parte de arriba de mi vestido dejándolo en mi cintura, me había quitado el sujetador y saboreado mis pechos, su lengua habían redibujado mis areolas, subido a las cumbres de mis pezones que como un volcán estaban a punto de estallar, sus manos no paraban de acariciar el interior de mis muslos y atravesar la barrera de mis bragas húmedas con sus dedos, acariciando mis labios y mi clítoris, José sacaba de mí los primeros gemidos mientras nos besábamos con pasión, abriendo y cerrando nuestras bocas para dejar que su lengua penetrara en mí, para que la mía fuera a su encuentro y a la vez notaba como sus dedos penetraban en mi vagina y con mis manos se habían desprendido de su cinturón y acariciaban su pene tras bajarle los pantalones.
    
    José me había girado nuevamente y me besaba por detrás, me inclinaba sobre la mesa con mis pechos sobre la mesa aplastando su redondez y con mis pezones tremendamente erguidos queriendo atravesar la madera de la mesa, mi respiración se había acelerado, mi corazón bombeaba oxígeno a toda prisa, José me estaba bajando lentamente las bragas a la vez que su lengua atravesaba la barrera de mis labios y presionaba lamiendo mi clítoris con la punta de su lengua, mis gemidos empezaron a volar por aquella habitación, a llenar de pasión aquellas páginas en blanco, no quería que se apartara de mi clítoris, no quería que sus dedos dejaran de penetrar en mi vagina, de entrar y de salir, de lamer y humedecer mis labios ...
    ... con su lengua, de darle de beber de mi néctar que salía y él recogía.
    
    Pero como todo lo bueno acaba, mis gemidos le daban una pista de cómo me sentía y de en qué momento estaba, todo lo bueno acaba, pero no siempre termina sin más, no siempre para mal, a veces es una estación intermedia donde coger otro tren que te lleve más lejos y eso es lo que hizo José cuando dejo de lamer mi clítoris, eso fue lo que sentí cuando su pene acariciaba mis labios, metiéndose entre ellos, cuando su polla se instalaba y se hacía fuerte en la puerta de vagina, más que dispuesta a ser tomada, a ser abierta y penetrara con ella y envolvérsela con mi flujo, la quería dentro, la deseaba dentro, pero José no paraba de jugar conmigo, de meterla un poquito y sacarla, de pasearla por el bulevar de mis labios hasta la torre de mi placer, rodeándola, golpeándola como el viento golpea a los faros en los acantilados, mojándola con mi flujo y erosionándola, erosionándome a mí, haciendo que mi placer se alargara, que deseara más y más sentirla dentro de mí.
    
    Su glande entraba en mi vagina, solo unos centímetros y luego salía, mis gemidos se unían a los suyos, las ganas de ser amada por él se habían disparado, mi cuerpo le pedía y le rogaba que entrara que no me hiciera sufrir tanto aunque aquel sufrimiento me encantara, un pequeño grito sin sonido, abrió mi boca y cerro mis ojos al sentirla por fin entrar dentro, muy dentro de mí, su glande a la cabeza y su cuerpo duro, suave y robusto penetraba hasta el ...
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