1. Cuatro pollas y un funeral


    Fecha: 17/02/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos

    ... los cuatro juntos, se quedaron un poco cohibidos, casi sin saber que decir hasta que les pregunte si me podían indicar un servicio, Pedro el hermano mayor se apresuró a decirme no solo donde estaba sino que él me acompañaba y según salíamos del enorme salón veía como les guiñaba el ojo a sus hermanos.
    
    La verdad que no tenía nada preparado, pero aquella conversación me había excitado mucho, sentirme deseada por los cuatro hermanos quien lo iba a decir, dentro del baño todavía con Pedro en la puerta sin cerrar me subía un poco el vestido bajándome un poco las bragas y sin llegar a sentarme empezaba hacer mis necesidades. Pedro extrañado cerró la puerta, pero se quedó dentro y sin decir ni una palabra cuando me levante después de limpiarme se abalanzó sobre mí sin dejar que me subiera las bragas.
    
    Nos empezamos a besar como si no hubiera un mañana, sobándome los pechos por encima del vestido, estaba demasiado caliente, iba demasiado rápido, sus manos pasaban velozmente por mi cuerpo casi sin que yo las pudiera sentir, Pedro me levanto en vilo y me sentó encima del lavabo, quitándome la braga y subiéndome el vestido y a pesar de aquella velocidad, de no llegar a sentir sus manos sobre mi piel me había puesto demasiado caliente, esa fogosidad, esa pasión había hecho que mojara mi vagina y antes de decirle nada ya me la estaba metiendo, su pene se metía y salía a gran velocidad de mi vagina, lo que se dice un polvo rápido fue lo que me echo Pedro, que cuando se fue a correr ...
    ... quiso que le chupara la polla hasta que terminara dentro de mi boca tragándome todo su semen.
    
    Pedro se subió los pantalones y tal como entro sin decirme nada salió, yo tarde un poco más, me lave un poco y me subí las bragas bajando y planchando un poco mi vestido con las manos, una vez terminado salí del baño y por el pasillo de camino al salón parecía que Pedro ya había dado buena cuenta de nuestro encuentro en el baño, porque José me abordo en él sin dejarme llegar al gran salón, José fue un poco más sutil, dándome más conversación me llevo a una de las habitaciones pasada la cocina para enseñarme lo que sabía que a mí me encantaba una pequeña biblioteca que su padre hizo construir.
    
    Allí mientras que miraba los títulos que tenían me iba enamorando de algunos libros viejos que veía, José aprovecho para abrazarme por la espalda, besándome el cuello con suavidad haciendo que dejara el libro encima de la mesa con cuidado, me quite la melena del cuello y lo incline para que me pudiese besar mejor, sus manos apretaban con fuerza, pero a la vez suavidad mis senos, metiendo sus dedos por debajo de mi vestido y del sujetador para acariciar mis pezones, que diferencia entre uno y otro, de la brusquedad pase a la suavidad, de la fogosidad extrema a las caricias entre mis muslos cuando subía con sus manos hasta mi vulva.
    
    Desde que las caricias y los besos empezaron solo el murmullo lejano de la gente se oía en la habitación, una habitación impregnada de historias con olor a ...
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