1. El regalo: Un antes y un después (Duodécima parte)


    Fecha: 05/02/2022, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... una mala idea. —Y las tres terminamos riéndonos de aquellas locas ideas, cuando a la oficina llegó un hombre y todas nos quedamos completamente… ¡Boquiabiertas!
    
    —¡Buongiorno! ¿Signora Silvia? ¿Tu sei? —Lo puedo jurar, si no tuviera puestos esos pantalones bien ajustados a mi cintura con aquel cinturón Gucci, –obviamente una buena imitación– se me hubieran caído las bragas hasta los tobillos. A mí y a mis compañeras.
    
    El hombre que me hablaba con extraño acento, era un joven apuesto, de buena estatura y de cuerpo trabajado con brazos fuertes, que vestía tan… ¡Tan vanguardista! Muy distinguido a su vez. De ojos claros del color de las aceitunas, su rostro varonil, piel blanca y de rasgos afilados, adornada por una barba de dos o tres días que apenas si la sombreaba, cubriendo un poco el hoyuelo en su barbilla. El hombre perfecto y la cereza que adornaba aquel pastel… ¡Italiano! —Uhm, uhm–. Carraspee como una idiota tragando saliva.
    
    —¡Sí señor! Buenos días. Soy Silvia, la asistente del señor... —Y me detuvo aquel apuesto joven con un… ¡Lo so, lo so! —Le tendí mi mano, la cual fue tomada por la suya, firme y de suave piel. Su fragancia a madera, especias y frutas cítricas, invadió todo mi entorno, aromatizando su arrebatador encanto.
    
    —Disculpe usted, no hablo italiano. —Le comenté un poco ruborizada, a lo cual el guapo muchacho me respondió…
    
    —No se preocupe, yo también hablo español. —Pues que bien, yo igual–. Le respondí como una completa idiota, hasta que un ...
    ... dedo por detrás, pinchó mí cintura.
    
    —Ahhh, disculpe usted. Estas son Magdalena y Amanda, mis compañeras de oficina. Y ellas ni cortas ni perezosas, al mismo tiempo se acercaron para saludarlo tan emocionadas como yo. También vi a la señora Dolores desde la puerta de la cocina, con un dedo en su boca, embobada admirando aquel monumento de hombre.
    
    —¿Y usted es? Le pregunté.
    
    —Francesco, mi padre es Alessandro Bianco, el nuevo inversor. Somos de Turín y vengo a entregarle estos informes para que usted los revise y analice con Hugo, si todo está en orden o debemos reestructurar alguno de los departamentos. —E inmediatamente tomé los folders y le invité a seguirme hasta mi escritorio.
    
    —¿Desea usted tomar algo? —Le consulté.
    
    —Muy gentil. Un café podría ser y un poco de agua. —Y llamé a la señora Dolores para solicitarles dos cafés y una botella de agua. Obviamente ella presurosa nos alcanzó las bebidas en un santiamén.
    
    —¡Es usted muy joven! me comentó. —Creí que me iba a encontrar con una Signora matura, quasi vecchia de gruesos lentes y figura regordeta, llena de arrugas y canas. ¡Che bella sorpresa! —Y me regaló una hermosa sonrisa blanca como para comercial de TV. ¡Pufff! No supe que pronuncio en italiano, si un piropo o un insulto. Pero igual si fue lo segundo, con esa dulzura de voz y su acento, ni me importó.
    
    En fin, que retomando mi compostura, me dediqué por completo a darle un vistazo a cada hoja, cada cifra y cada cuadro impresos en aquel, muy completo ...
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