1. Yo soy la Paca


    Fecha: 29/01/2022, Categorías: Confesiones Autor: Thotem, Fuente: CuentoRelatos

    Me llamo Paca, a mis 23 años había decidido dejar el lugar donde vivía, no era ni más ni menos que un lugar campesino alejado de toda metrópoli urbana, campestre, de pocos habitantes, donde todas las labores eran dedicadas a lo rural, tenía esas ansias de aventura, de vivir, y a pesar de tener novio había decidido ir a la ciudad, por medio del delegado de la cooperativa, el cual me había conseguido un puesto de trabajo en una hacienda a un kilómetro de la gran ciudad.
    
    Pese a las exigencias de mi novio, decidimos cortar una relación de 5 años. Tenía esas ansias de desenvolverme en la ciudad, conocer gente, vivir esa sociedad actual, aquí me sentía estancada en un remoto lugar. Mi novio, era trabajado, auténtico virtuoso en el arte de la ganadería, el surcado de tierras áridas y poda con tijera a una mano, así como el ordeño a ambas manos. Cedió, no sin resquemor encolerizado y con reprimendas, como si yo fuera de su propiedad. El destino estaba escrito y partí. Aún recuerdo las peroratas de mis padres, enfrascados en ese pensamiento “la tierra es heredada y hay que cultivarla, lo hemos hecho generaciones”.
    
    Había leído revistas de moda, quería entrar en ese mundillo de la vida moderna, y no ese “mañana viene la siega, vendrá la máquina”.
    
    Soy corpórea, mi cuerpo está muy marcado; soy nervuda y sólida, de un tetamen generoso y altivo, de una estatura aceptable, morena de cara angulosa, mis ojos dicen que son como soles. Tengo un culo muy marcado y armónico, soy una mujer ...
    ... con un porte fornido, sin sobrantes musculares de grasa. Muy asentada en el suelo.
    
    Llegué a la hacienda, desde la cual se divisaba la ciudad, cosa que hizo que el corazón me diera un vuelco, vislumbraba lo ansiado, los vestidos, el ambiente, incluso ese día, mi primer día usaba uno de los tangas que había comprado por correo, incluso me había depilado toda; me molestaba el hilo en la raja del culo, no estaba acostumbrada, pero me sentía más moderna, más mujer, era una sensación de adoración a lo nuevo.
    
    Fui presentada en la hacienda, el único inconveniente es que durante unos días tendría que ayudar en las labores de jardinería y cuidado de animales, nada que ver con lo que estaba acostumbrada. Además Braco, el capataz te dirá lo que puedes hacer, ya lo he informado —dijo la señora.
    
    Esperé junto a las cuadras, no tardó en llegar una estridente moto, una Harley, tras ella una polvareda de tierra. Me miró tras sus gafas ahumadas, tenía un cigarrillo en la boca. Su bigote era blanco y espeso. Bajo de la moto con desenvoltura y se quitó el casco y dejo ver una cabellera canosa atada con una coleta. Era muy alto, su rostro era gastado, su frente llena de arrugas. Me escruto tras sus gafas y no tardo en ordenar a un mozo que limpiara a fondo la moto.
    
    — ¿Tú debes ser la nueva? — dijo en tono autoritario.
    
    — Sí… sí… — conteste algo nerviosa.
    
    Entró en la cocheras y mando ordenes, pude oír de su conversación con el jardinero que me mandara regar o algo en que estuviera ...
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