1. ¡Mira cómo me corro, papá, mira mira!


    Fecha: 16/01/2022, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    Mi nombre es Enriqueta, mido un metro setenta y dos centímetros, tengo 26 años y trabajo de abogada. Soy morena, mi cabello negro lo llevo corto, mis tetas son medianas, tirando a grandes, con areolas rosadas y pezones gorditos, mi cintura es estrecha, mi culo redondo y mis caderas anchas. Dicen de mí que tengo las piernas perfectas y una mirada seductora en mis ojos negros, lo cual debe ser cierto porque no hay mujer soltera o casada que se me resista. Tengo que decir que soy muy cabrona y que los hombres me ponen, pero no tanto cómo las mujeres. Las mujeres casadas son las que más me atraen. Saber que le meto los cuernos a un hombre es algo muy especial. Os voy a contar lo que tuve con mi amiga Lorena, mi padre, mi hermano Cesar y Laura.
    
    Laura se había casado un tiempo atrás con mi hermano. Yo no le fuera a la boda porque sin conocerla ya la odiaba y con motivo, para que lo entendáis voy a volver unos años atrás.
    
    Un día de invierno mi hermano Cesar y yo volvíamos de la universidad y comenzó a llover a cántaros. Nos resguardamos en una caseta abandonada. Al rato estaba temblando con el frío y le dije a mi hermano:
    
    -Abrázame y dame calor.
    
    Me abrazó y al sentir mis tetas pegadas a su cuerpo se empalmó. Sentí su polla entre mis piernas y aún temblé más, pero ya era con los nervios de la calentura. Mi mano derecha tocó su polla y sentí cómo latía. Nos dimos un pico. Él metió su mano dentro de mis bragas, me cogió el coño con pelos y todo y no supo qué hacer con él. ...
    ... Sacó la polla y me la puso en la mano. Se la agarré, movió el culo de atrás hacia delante y de delante hacia atrás y al ratito se corrió. Yo me quedé con el calentón, ya que paró de llover y nos fuimos para casa, avergonzados y sin decir palabra. Esa noche nuestros padres se fueron a trabajar, mi madre le fue a hacer el turno a una amiga enfermera y mi padre de guarda jurado y nos dejaron solos. Cenamos, recogí la mesa y le dije:
    
    -¿Ya lo hiciste con alguna chica?
    
    -No. ¿Y tú lo hiciste con algún chico?
    
    -No. ¿Cierro la puerta con llave?
    
    Le estaba diciendo que si se quería estrenar conmigo y me dijo que sí al contestar.
    
    -Ya la cierro yo.
    
    Nuestro primer polvo se iba a convertir en una odisea. Mi hermano no sabía besar ni comer las tetas y cuando me quiso penetrar se corrió al meter la puntita. Luego me metió la cabeza y me hizo ver las estrellas con el dolor. Él debió ver la luna porque rompió el frenillo, pero aun así la siguió metiendo hasta que me la metió toda. Cesar cuando se iba a correr la quitaba y se corría fuera. La polla se le ponía blanda y al ratito se le ponía dura de nuevo. Se había corrido cuatro veces cuando sentí que me corría yo. Al ver mi cara de placer se volvió a correr, pero esta vez dentro de mí. Tuvimos suerte que no quedé embarazada. En fin, que aprendiendo a follar juntos me enamoré de mi hermano.
    
    El hizo oposiciones a policía, las quitó y lo destinaron a Barcelona. En seis meses se había casado con una picoleta llamada Laura, que ...
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