1. ¡Mira cómo me corro, papá, mira mira!


    Fecha: 16/01/2022, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... era una mujer de 25 años, un poco más alta que yo, rubia, de ojos verdes, preciosa, tenía el culo gordo, buenas tetas y anchas caderas.
    
    Mi hermano me había pedido que le buscara un piso, y cómo el que estaba enfrente del mío acababan de dejarlo vacío se lo hice saber. Tres semanas más tarde se mudaron al piso, ella desde Barcelona y mi padre, que estaba separado de mi madre, desde Orense. Mi hermano vendría una semana después. Nada más instalarse vino a visitarnos acompañada de mi padre. Laura vestía una blusa blanca, unos pantalones de pitillo negros y calzaba unos zapatos negros con tacón de aguja del mismo color que el pantalón. Dejé de odiarla nada más cruzar miradas y sonrisas. Sus ojos eran unos de los más bellos que había visto y sus labios carnosos y pintados de rojo de los más sensuales. Yo cuando miró a una mujer que me gusta la desnudo con la mirada, y la mujer en cuestión lo nota, o sea, que ella lo notó y hasta se puso colorada. Mi padre comiendo unas gambas y bebiendo un Albariño Rías Baixas no se enteraba de nada... Pero vamos al turró
    
    Tres días después, Laura, vistiendo con una bata azul y calzando unas zapatillas que simulaban un peluche de gato llamó a mi puerta. Abrí vestida con unas bragas azules, descalza y con un top blanco, la vi con una tacita en la mano, y ella vio cómo se me cerraban los ojos y me encogía, me preguntó:
    
    -¿Te encuentras bien?
    
    -Si. ¿Te quedaste sin azúcar?
    
    -Sí, y quería hacer una infusión antes de meterme en ...
    ... cama.
    
    -Pasa.
    
    -Si molesto...
    
    -¡Qué vas a molestar, mujer! Pasa.
    
    Entró en mi piso y la llevé a la cocina, una cocina sencilla. Tiene una vitrocerámica, el fregadero al lado izquierdo, sobre la cocina unos muebles empotrados, donde tras unas puertas está el calentador y cuatro muebles más donde están los útiles de la cocina, en la parte inferior hay tres muebles más, uno a la izquierda y dos a la derecha, luego una nevera y en el centro una mesa con cuatro sillas, en una de ellas estaba mi prima Lorena tomando un vino, vistiendo solo con unas bragas rojas y con sus gordas tetas al aire, tetas que tenían areolas casi negras y pezones gordos. Laura al verla se puso colorada cómo un tomate maduro y me dijo:
    
    -Creo que será mejor que me vaya.
    
    Lorena me preguntó:
    
    -¿Es tu cuñada? Por esos ojazos verdes...
    
    -Calla, Lorena
    
    -Es tu cuñada, la picoleta, la que te hace tilín.
    
    No me gustó que me descubriera.
    
    -¡Calla de una puñetera vez!
    
    La muy falsa se vengó por mandarla callar.
    
    -Callar te callas tú.
    
    Me volví a encoger y esta vez se me escaparon unos cuantos gemidos. Laura me miró con mucha seriedad.
    
    -¡¿Os estáis riendo de mí?!
    
    Haciendo un esfuerzo para hablar, le dije:
    
    -No, es que... ¡Ooooh!
    
    Se me cerraron los ojos, me temblaron las piernas y no pude evitar gemir. Laura vio cómo se me encharcaban las bragas de jugos y supo que me estaba corriendo. Al poner Lorena el control remoto del vibrador sobre la mesa supo que había interrumpido un juego. Laura ...
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