1. Una evidente y perjudicial desproporción


    Fecha: 15/01/2022, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... mucha hembra para él?
    
    - “Callate y cogeme”.
    
    - “O sea que además de cornudo es imbécil”
    
    - “Fuerte, que me estoy corriendo”.
    
    - “Si putita, ya te estoy llenando de leche”
    
    Hubo un corto silencio que, estimo, habrá sido para recuperar el aliento y arreglarse la ropa. Luego ella le dijo que iba a salir primero, y que él lo hiciera cuando escuchara tres golpes en la puerta exterior. Cuando sintió la señal y quiso salir del cubículo me encontró esperándolo. Su gesto de sorpresa coincidió con mi puñetazo al estómago, seguido de otro a nariz y boca y, ya en el suelo, una patada en los testículos. Antes de cerrar la puerta, dejándolo adentro, le dije que eso era un recuerdo del cornudo imbécil.
    
    Regresado a la mesa le dije a Perla que tenía ganas de descansar a lo que me contestó que prefería quedarse un rato más. Naturalmente que accedí subiendo a la habitación. Ya ahí, llamé a recepción para que me prepararan la cuenta, armé las valijas de ambos y, con el equipaje, bajé. En el momento de entregar la tarjeta para pagar sonó mi teléfono, era ella, que evidentemente había esperado en vano la llegada del galán.
    
    - “¡Por qué no me abrís la puerta!”
    
    - “Porque estoy en recepción”.
    
    - “Traeme la tarjeta de ingreso que me quiero acostar”.
    
    - “Imposible, acabamos de dejar la habitación”.
    
    - “Voy para allá”.
    
    Terminado el trámite ocupé uno de los sillones del salón. Poco se demoró en llegar.
    
    - “Explicame qué pasa”.
    
    - “Es sencillo, una cosa es portar cuernos ...
    ... y otra es pagar para que crezcan”.
    
    - “Perdoname no sé cómo me dejé llevar, no va a volver a suceder”.
    
    - “Perdonada estás, y que no va a suceder de nuevo es seguro, porque lo nuestro ha concluido”.
    
    - “Me voy a cambiar al baño”.
    
    Me llamó la atención que cambiarse de ropa le insumiera tanto tiempo. Cuando regresó me di cuenta por qué.
    
    - “¡Qué le hiciste a José!”
    
    - “No sé a qué te referís y no tengo idea de quién es José”.
    
    - “El muchacho con el que bailé”.
    
    - “Ahora entiendo, hicimos un intercambio de favores. El me llamó cornudo imbécil y yo le correspondí con dos trompadas y una patada”.
    
    - “Te va a denunciar”.
    
    - “Si se anima a cargar con la vergüenza de que un juez, no sólo me absuelva sino que además me felicite, que lo haga”.
    
    - “Y qué vamos a hacer”.
    
    - “Vos no sé, yo regreso a mi casa”
    
    - “Me estás dejando?”
    
    - “De ninguna manera, simplemente estoy aceptando tu decisión de seguir un camino distinto del que veníamos transitando juntos. Suerte. Chau.
    
    Unas semanas más tarde, tomando café y leyendo en un bar, por el rabillo del ojo veo una pollera a mi lado. Al levantar los ojos me doy con Sofía.
    
    - “Hola preciosa, qué gusto verte. Por favor acompañame. Qué puedo ofrecerte”.
    
    Después del correspondiente abrazo y beso se sentó, respondiendo con su habitual desparpajo.
    
    - “Hola jovato, casi no te reconozco estando solo. Hasta ahora siempre te vi acompañado de Perla”
    
    - “Tiempos idos, hace un mes terminé con ella”.
    
    - “Alto, alto, ...
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