Sofía y Carlos: Primera experiencia de dominación - Relatos Eróticos

Sofía y Carlos: Primera experiencia de dominación

... testículos y estar a ciegas, y si a eso le sumaba el placer de sentir la boca húmeda de su ama, eran tantas sensaciones juntas.

Sofía sintió los espasmos de Carlos que anunciaban el orgasmo, así que se levantó y fue por la otra copa, y ordenó a su esclavo venirse en ella. Cinco chorros de semen caliente quedaron vertidos en la copa.

Sofía retiró el antifaz del rostro de su esclavo y le mostró ambas copas, una con la esencia de ella y una con la esencia de él. Sirvió vino en ambas llenándolas casi por completo, con uno de sus dedos mezcló el contenido en cada una de las copas. Tomó una y la llevó donde su esclavo, ella dio un trago primero y después ofreció el resto a Carlos, quién bebió como quien pasa sed en el desierto. Sofía repitió el ritual con la segunda copa.

—Voy a soltarte, lo has hecho bien. (Dijo Sofía complacida)

Después de quitar las pinzas de los testículos de Carlos, soltó las esposas, y finalmente ordenó.

—Vístete, y regresa a la sala.

Carlos estaba en shock, no entendía qué hacía ahí, no procesaba lo que acababa de ocurrir, pero a la vez todo había sido tan sensual, tan nuevo. Se vistió y fue a la sala como Sofía se lo había ordenado. Pasaron diez minutos y Sofía no aparecía, por un momento pasó por la cabeza de Carlos simplemente escapar, salir corriendo, pero algo lo detenía y lo hacía seguir esperando.

De repente apareció Sofía, vestida como al inicio de la velada, con su ropa un tanto desalineada, su cabello recogido, los lentes y ...

... el discreto maquillaje, lo único que quedaba de su ama era el perfume. Sofía rompió el silencio con una amable petición.

—¿Me ayudas con el vino? Yo voy por un par de copas limpias.

—Sí claro. (Contestó Carlos)

Sofía puso algo de música y charlaron mientras bebían el cabernet con pequeños sorbos. La plática fue de lo más casual, hablaron del trabajo de ella, el de él, de música y de cine, hasta que Carlos se armó de valor y comentó…

—Tu actitud me desconcierta un poco, a veces tan amable y a veces tan seca, parece que fueran dos personas totalmente opuestas.

—Es la misma Sofía, simplemente he aprendido a vivir de acuerdo a la ocasión.

—Es que por momentos eres un cordero y otras un lobo.

—¿Te desagrada?

—Me desconcierta.

—Lo que sucedió en el consultorio, ahí se queda.

—Fue tan… no sé cómo describirlo.

—No trates de entender, solo te digo que eso no te hace menos hombre ni a mí una puta. Piensa que es solo un juego que a ambos nos gusta jugar.

—¿Tienes más… esclavos?

—Lo que sucede en el consultorio, ahí se queda, solo eso debe importarte.

Sofía y Carlos terminaron el vino y entendieron que la velada había terminado. Ya en la puerta se despidieron con un beso en la mejilla y un fuerte abrazo, el cual hizo que Carlos se resintiera de los azotes recibidos. Antes de separarse Sofía le susurró al oído…

—Hasta luego “esclavo”, no me llames, ya te buscaré después.

—Sí “ama” como tú órdenes.

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