Sofía y Carlos: Primera experiencia de dominación - Relatos Eróticos

Sofía y Carlos: Primera experiencia de dominación

... de la habitación y un minuto después regresó con una botella de vino y dos copas. Sobre el escritorio dejó la botella y una copa, tomó la otra y se dirigió hasta la cara de su esclavo. Sofía corrió el zipper de la entrepierna de su pantalón y retiró un par de broches dejando libre su depilado sexo, se paró justo arriba de la cara de Carlos y le ordenó…

—Dame lengua esclavo, no pares hasta que yo te diga.

Dicho esto acomodó su sexo justo en la boca de Carlos y éste sin dudarlo comenzó a lamer toda la zona al ritmo que su ama le ordenaba. En ocasiones Sofía hacía cierta presión en la cara de Carlos, lo cual le impedía respirar y esto lejos de provocarle desesperación le provocaba cierto placer.

Estuvieron en ese juego por un largo rato hasta que Sofía sintió que el orgasmo sería inminente, así que separándose de la cara de su esclavo tomó la copa y vertió todos sus fluidos en ella, su squirt fue tan abundante que llenó media copa y volvió a abotonar su pantalón y cerró el zipper de su entrepierna. Terminado el sensual acto Sofía fue hasta el escritorio a dejar la copa y sacó unas esposas metálicas de uno de los cajones, regresó donde Carlos para colocarle de nuevo el antifaz negro y le dijo al oído.

—Te has portado muy bien, vamos a cambiar de juego.

Sofía desató a Carlos y le ordenó ponerse de pie sin quitarse el antifaz, puso las esposas en un arnés que estaba fijo en una de las paredes del consultorio, y sujetó de ahí a su esclavo dejándolo de frente a la ...

... pared exponiendo su espalda y sus nalgas a voluntad. De nuevo las uñas de Sofía se deslizaron por la espalda morena de Carlos, quién solo se dejaba llevar por la situación.

Sofía regresó al escritorio y sacó un fuete de cuero color negro, y sin decir nada fué directamente donde su esclavo y le propinó diez azotes, 6 en la espalda y 4 en sus nalgas, la fuerza que imprimió Sofía fue la justa para dejar las marcas pero sin hacerlo sangrar. Carlos no emitió un solo quejido, entendía que no podía hacerlo sin hacerse merecedor de algún castigo por parte de su nueva ama.

—Así me gusta esclavo, tu sumisión me complace.

En un acto inesperado Sofía acarició y besó tiernamente cada una de las marcas en la espalda y nalgas de Carlos. Una vez terminó de mimar la piel lastimada de su esclavo, lo giró sin soltarlo del arnés, quedando de espalda a la pared. Ahora el pecho y los genitales estaban a disposición de Sofía.

Carlos ya no recordaba tener las pinzas en sus pezones, cayó en cuenta de ello cuando su ama los retiró, y los colocó cerca de sus testículos, el dolor no era tanto, Sofía los había colocado de manera estratégica para que no fuera tan doloroso, después de todo era la primera vez de Carlos.

Sofía besó los pezones adormecidos de su esclavo y lentamente bajó hasta su pene para comenzar una sensual sesión de sexo oral. La excitación de Carlos era totalmente desconocida para él, estar desnudo y esposado, el dolor en la parte posterior de su cuerpo, el dolor en sus ...