1. Uf, esa boda


    Fecha: 13/01/2022, Categorías: Incesto Autor: Dark knight, Fuente: CuentoRelatos

    ... llegaron a nuestra mesa.
    
    - Ah, ¡Magda! – Dije genuina y gratamente sorprendido. Magda vivía en la casa contigua a la nuestra cuando nuestro tío aún no se cambiaba de ciudad. Ella era 1 año mayor que yo y siempre nos habíamos tenido mucha confianza, nos contábamos nuestras travesuras y la verdad me sentí muy triste cuando se fueron porque de verdad le apreciaba, fuera mi prima o no. El tiempo se encargó de enfriar la relación y sólo sabía de su vida de vez en cuando, si mi madre lo sacaba a colación. Supe por ella que se había casado hacía unos 4 o 5 años.
    
    - Claro, tonto. Soy tu prima “Magalena” – Me dijo mientras me daba un leve manazo cariñoso. Así le decía de pequeña para que se enojara y aún lo recordaba.
    
    - Qué gusto volver a verte. Mira, te presento a mi novia Elena. - Ella sonrió y saludo a mi novia. Quien solo se limitó a dibujar una media sonrisa sin tratar de ocultar su mal humor.
    
    - Este es mi marido, Julio. ¿Les molesta si nos sentamos con ustedes?
    
    - Mucho gusto, Julio. No. Para nada. – Dije parándome para saludar al marido. Un hombre algo corpulento y ligeramente pasado de peso con una incipiente barriga cervecera.
    
    Magda se sentó en la cabecera de la mesa a mi lado derecho y su esposo en la siguiente silla. Era una mesa rectangular de 6 lugares y los demás lugares estaban vacíos ya que nos hallábamos en un extremo del salón alejados del jolgorio. Podía decirse que éramos del club de los amargados. La mesa tenía un mantel largo que caía casi ...
    ... hasta el piso. De reojo, volví a posar mi mirada en las piernas de mi prima mientras se acomodaba y comprobé que mi primera impresión había sido correcta. Tenía una hermosa figura ya en el umbral de la madurez que le da a la mujer ese toque misterioso y excitante. Su vestido le llegaba un poco arriba de las rodillas y en la parte superior, sin mangas, con un escote generoso por el que se asomaban apenas un par de bellezas de buen tamaño. No era ni por asomo la chiquilla flacucha que se despidió de mi con lágrimas en los ojos a principios de julio de hacía 20 años ya.
    
    El mesero se acercó a servirnos de beber. Ella pidió un vaso de vino mientras su esposo pedía un whisky en las rocas que apuró rápidamente.
    
    La velada transcurrió de una manera mas amena para mí. Me agradaba la compañía de Magda y recordar nuestras locuras de niños. Mi novia seguía excluyéndose de la charla y asentía con frases cortas cada vez que la queríamos meter en la conversación. Julio, por su parte, estuvo participando en nuestra conversación hasta que descubrió un afecto bastante cercano con los vasos de whisky en las rocas que seguían fluyendo con demasiada rapidez.
    
    En algún punto empezaron a tocar música mas bailable y aproveché para invitar a Elena, mi novia para bailar y así sacarla de su aburrimiento. Ella, amablemente declinó diciendo que se sentía cansada. Magda a su vez, invitó a su marido, quien le dijo que no tenía ganas de bailar, pero sugirió que bailara conmigo, su voz sonaba ya algo ...
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