1. La tentación de Ana


    Fecha: 11/12/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... todo lleno. No tenemos ninguna habitación disponible.
    
    —Pero algo podrá hacer, me alojo en este hotel todas las semanas desde hace meses. Seguro que puede encontrarme algo.
    
    —Lo siento mucho, lo único que puedo hacer es guardarle el equipaje. Podría probar suerte en algún hotel por aquí cerca. Si quiere le marco en un plano los más cercanos.
    
    —Desde luego agradezco mucho su ayuda — contesté sarcástica con tono helado. Estaba frustrada y cabreada.
    
    Dejé la maleta al recepcionista y, con el plano en la mano, zigzagueé entre la gente para salir. Algo debieron notar en mi mirada que se apartaron abriéndome camino. Al sentir una mano en mi hombro me giré.
    
    —¿Qué? — pregunté arisca.
    
    —¿Eres Ana?
    
    Tenía ante mí a un hombre atractivo que me miraba como si me conociera. Contuve mi enfado para contestar.
    
    —Sí, y tú ¿de qué me conoces? — el caso es que me resultaba familiar, pero no conseguía ubicarlo.
    
    —Soy Rafa. ¿De verdad que no sabes quién soy? — me preguntó con expresión desilusionada.
    
    —Pues perdóname, Rafa, pero ahora mismo no caigo.
    
    —Soy Rafa Prieto, éramos amigos en la universidad. No me puedo creer que no me recuerdes.
    
    De repente todo se me vino a la cabeza. Rafa, Rafita, fuimos amigos los últimos cursos de la carrera. Dejamos de vernos cuando se me declaró y lo rechacé. Las cosas se volvieron incómodas entre nosotros y empezamos a vernos cada vez menos hasta que al terminar los estudios dejamos completamente de vernos. Una vez que supe quién era me ...
    ... fijé más despacio en él. Nunca había sido feo, pero ahora estaba tremendo. Guapo de cara tenía el pelo rubio y largo, como de los años ochenta, pero le quedaba muy bien. Se le notaba fuerte y en forma, y me sacaba casi una cabeza.
    
    —Jajaja, perdona que no te haya reconocido — me acerqué para darle dos besos —, han equivocado mi reserva y estoy un poco molesta — eufemismo, evidentemente —. Ahora voy a preguntar en algún hotel si tienen habitación.
    
    —Yo bajaba ahora para dar un paseo, te acompaño y nos ponemos al día. Cuéntame, ¿qué haces en Cádiz? — me abrió galantemente la puerta para que pasara.
    
    Le conté un poco de mi vida y él me explicó que venía cada dos semanas. Era propietario de una empresa con sede en La Coruña que distribuía neumáticos y viajaba constantemente en su labor comercial. Me dijo que se casó hace poco y estaban esperando su primer hijo. Conversamos agradablemente mientras recorrí cuatro hoteles cercanos en los que intenté conseguir habitación infructuosamente. Las jodidas fiestas.
    
    —O me voy en taxi a algún sitio cercano o duermo en la calle — exploté al salir del último hotel.
    
    —De eso nada, si quieres compartimos mi habitación — le miré sorprendida y levantó las manos como disculpándose —. No me mires así que no te estoy ofreciendo nada raro, sólo digo que por una noche compartamos la habitación como buenos amigos sin nada más.
    
    Lo pensé unos segundos. Por dormir en el mismo cuarto que él no estaría haciendo nada reprochable ¿no?
    
    —¿Sólo ...
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