1. La tentación de Ana


    Fecha: 11/12/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... y yo en el mío. Tengo tanto sueño que seguramente dormiré como un lirón.
    
    —Vale — se metió en la cama pegado al borde. Contuve la sonrisa al pensar que yo había hecho lo mismo, si no teníamos cuidado alguno acabaría en el suelo —. Pues que tengas felices sueños.
    
    —Tú también. Buenas noches.
    
    —Lo he pasado muy bien, me ha gustado mucho volver a verte.
    
    —Sí, ha sido una estupenda sorpresa.
    
    —Hasta mañana.
    
    —Hasta mañana.
    
    Después de eso nos quedamos en silencio y en un par de minutos estaba profundamente dormida.
    
    Me desperté poco a poco y tardé un ratito en darme cuenta de que no era a mi marido a quien estaba abrazada. Haciendo la cucharita estaba pegada a la espalda de Rafa, y no estaba exactamente abrazada sino que mi mano estaba sobre su duro miembro. Le toqueteé un poco antes de darme cuenta de lo que era eso tan grande y caliente y quité la mano como si me estuviera quemando. Me quedé inmóvil sin osar moverme, no queriendo despertar a Rafa. Despacito empecé a apartarme para levantarme.
    
    —¿Ya estas despierta?
    
    Ahogué un grito de sorpresa y me moví veloz a mi lado de la cama.
    
    —Sí, eh… perdona, no quería… eh… ha sido…
    
    —Jajaja, no te preocupes, estabas dormida — me dijo volteándose para mirarme. La sábana se deslizó dejando a la vista sus estupendos pectorales.
    
    —¿Cuánto rato llevas despierto? — No quería ni pensar que le hubiera estado agarrando el pene con él dándose cuenta de todo.
    
    —Un rato — horror —. Ha sido un despertar… ...
    ... interesante.
    
    —No sé qué decir, me he despertado pensando que estaba con Lucas.
    
    —Estoy pensando que ya que lo has empezado deberías acabarlo.
    
    —Acabar ¿el qué?
    
    —Esto — Rafa levantó las sábanas y mi vista se desvió automáticamente a su miembro. Pude comprobar que, efectivamente, era muy grande.
    
    —Sabes que no podemos hacer eso — intentaba no mirar pero mis ojos traidores se empeñaban en no hacerme caso.
    
    —No es como si fuéramos a hacer algo malo. Seguramente no nos volvamos a ver en otros diez años. Venga Ana, por los viejos tiempos, desde que me rechazaste siempre he tenido esta espinita clavada. ¿Nunca has pensado en cómo hubiera sido?
    
    —Al principio sí, luego me casé y ahora soy muy feliz con mi marido.
    
    —Yo también, pero no tendremos otra oportunidad. Venga Ana, solo una pajita. ¿Qué te cuesta?
    
    Me hizo un puchero que le quedó adorable. Era tan razonable y me lo decía con tanta tranquilidad que empecé a plantearme la posibilidad. De pronto se bajó los bóxer y se los sacó por los pies. Un precioso y gran miembro quedó a la vista.
    
    —¿No te gusta?
    
    —Mucho, eh… quiero decir, no.
    
    Llevó una mano a su dura longitud y la recorrió despacio de arriba abajo, yo estaba hipnotizada, sin poder apartar la mirada. Cuando me cogió la mano y me la acercó no opuse resistencia. Me la colocó sobre su polla y la cerró con la suya, haciendo que acompañara su acompasado movimiento.
    
    —¿Ves? No es nada malo.
    
    —Tú ganas — suspiré —, pero no me toques. Te masturbo y en paz. No puede ...
«1...345...14»