1. Fin de semana en londres


    Fecha: 03/10/2021, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... nalgas y se lo lamí. Ariana se puso cómo una fiera.
    
    -¡Sigue, sigue que me corro!
    
    Le lamí la espalda por la columna vertebral hasta llegar al cuello. Luego me eché a su lado, le metí el dedo gordo en el culo y se lo follé con él. Ariana giro la cabeza, y me dijo:
    
    -¡Bésame, bésame que me voy correr!
    
    La besé y en nada comenzó a temblar, a gemir, y a querer devorarme la lengua con su boca.Tuvo un orgasmo bestial. Aún se estaba corriendo cuando le di la vuelta, metí mi cabeza entre sus piernas, y le comí el coño empapado. Mi lengua nadaba en sus deliciosos jugos, y más que iba a nadar, ya que al terminarse el orgasmo anal le comenzó otro vaginal o clitoriano, no se de que clase sería, pero tuve que taparle la boca con una mano u oirían sus gritos de placer en todo el hotel. Al acabar de correrse yo estaba empalmado cómo un burro y con unas ganas locas de meter, pero tenía que dejarla descansar. Me senté en el borde de la cama y acabé de tomarme la copa de vino. Ariana, me miró, y me preguntó:
    
    -¿Bebes tú solo?
    
    Se sentó en la cama, le di su copa y tomó otro sorbito.
    
    -Nunca me había corrido así.
    
    -¿Así cómo?
    
    -Comiéndome el culo.
    
    -¿Te gustó?
    
    -Sí, mucho.
    
    -Me alegra saberlo.
    
    -Ahora quiero follarte yo a ti. ¿Me dejas?
    
    Bromeé con ella.
    
    -¿Sabrás follar a un hombre?
    
    Donde las dan las toman, me respondió:
    
    -A un hombre, sí, a un gatito como tú, tengo mis dudas. Ponte cómodo.
    
    Puse las copas vacías encima de la mesa. Me eché boca arriba en ...
    ... la cama con la polla tiesa. Subió encima de mí. Metió la polla en su coñito. Apoyó las manos en la almohada y mirándome los ojos comenzó a follarme lentamente.
    
    -Ahora vas a saber cómo folla una mujer de verdad.
    
    Me besó en el cuello y me lamió las orejas. Yo acaricié sus nalgas y sus caderas... Su boca me traía loco. No me besaba con lengua, solo me daba piquitos. Sus grandes tetas subiendo y bajando me excitaban casi tanto cómo sentir mi polla entrando y saliendo en aquel coñito mojado. No iba a durar nada. Se lo dije:
    
    -Me voy a correr, Ariana.
    
    -Lo sé.
    
    Paró de moverse y me dio las tetas a chupar, después me dio un beso con lengua, largo, largo, muy largo, mejor dicho, nos lo dimos. Comenzó a follarme de nuevo, pero al poco la que se iba a correr era ella, se detuvo de nuevo y volvió a darme las tetas a chupar. Era peor el remedio que la enfermedad, al mamarle las tetas sentía cómo su coñito apretaba mi polla. La paciencia no era una de sus virtudes. Me preguntó:
    
    -¿Nos corremos juntos?
    
    -Será un placer.
    
    Volvió a follarme lentamente, me volvió a mirar a los ojos, y me preguntó:
    
    -¿Cuánto me quieres?
    
    -Más que a mi vida.
    
    -Exagerado.
    
    Me besó.
    
    -¿Si no estuvieras casado te casarías conmigo?
    
    -¿Quieras que pida el divorcio?
    
    -¡No! Tienes una familia hermosa... Y, y. ¡Ay qué me corro! ¡¡Córrete conmigo!!
    
    Ariana se derrumbó sobre mí y se corrió cómo una bendita, esta fue una corrida dulce, sin gritos, con besos suaves, ternos. Así fue aquella ...