1. En el Estadio


    Fecha: 02/10/2021, Categorías: Masturbación Autor: Erothic, Fuente: CuentoRelatos

    ... mi recamara, a solas. O mejor aún, en los vestidores, sí, con aquel jugador que tan caliente me había puesto, entonces le podría mostrar cuan excitada estaba, por él, cómo me había puesto. Exponiéndole mi húmeda y brillante vagina con la que jugaban mis dedos. Limpia y pulcra para recibirlo, así, abierta de piernas como estaba en ese mismo instante.
    
    Y entonces llegarían sus compañeros, dispuestos a tomar una ducha. Y nos encontrarían infraganti, y se unirían para apoyar a su coequipero estrella. No. No me atrevería. ¿O sí?
    
    Vería cómo se acercan por todos lados, los once; completamente sudorosos y exhaustos por jugar los noventa minutos. Desnudos. Con la pija bien parada, rodeándome, mientras yo los espero sentada en la banca, sumisa, desnuda, tocándome como lo hacía en el baño, pero frente a ellos y para ellos.
    
    Enseguida me rodearían apuntándome con sus grotescos miembros desenvainados cual condenada a muerte con once estacas al cuello. Y los chuparía, cual puta en filme porno. Me los tragaría uno a uno, o mejor aún, con la boca abierta dejaría que cada quien me lo metiera como pudiese, peleándose por metérmelo en la garganta, chocándose sus musculosas extremidades rojizas sobre mi lengua. –Delicioso.
    
    ¿Sería demasiado? ¿Sería extremista pensar tumbarme boca arriba para que abusaran de mí? No se juega con ello, pero me excita tanto. Mi corazón me explotaba en el pecho, no podía controlar mi respiración, me ahogaba con mi propio aliento cual se me escapaba del ...
    ... alma, mientras mis manos me sobaban mis pequeñas tetillas bajo mi camiseta con los colores de su equipo. –Diablos, que bien se siente.
    
    Entonces me la quité, así como se festeja una buena anotación, la doblé y la metí a mi bolso. Ya de paso, me desabroché mi sostén, me quité las bragas que unían mis pies y los guardé junto con la blusa. Ahora solo restaba mi falda, cual me serviría para no tocar la mugrienta taza, aunque estuviese forrada con papel higiénico.
    
    Suspiré nuevamente y regresé mis manos a su labor, ahora pudiéndome masajear libremente mis senos expuestos, estrujándomelos con pasión, desfogando mis fantasías más depravadas en mi mente, y todas esas malditas sensaciones arremetidas en mi cuerpo, liberadas por la cerveza y el fastidio del momento.
    
    Se escuchaban los gritos desgarradores de la hinchada, los canticos, y los pasos a mi alrededor. Chicas estúpidas preguntando si estaba ocupado. ¡Largo de aquí perra! ¿A caso eres tarada? Claro que estoy ocupada, muy ocupada, así que no me distraigas.
    
    ¿En qué estaba? A sí, imaginaba qué pasaría si me cogiera todo el equipo. Debo estar loca. ¿Qué diablos? Es solo una estúpida fantasía, ¿O no? Y si no fuese así, y si se convirtiese en una pesadilla hecha realidad, no podría resistir un trauma así. Seguro me dolería, aunque ya con lo lubricada que estaba… No, no. ¿En qué estoy pensando? Quizá un par de ellos, solo los más guapos, ¿pero once? No, demasiados, serían once pollas para mí, en mi pequeño y esbelto cuerpo. Pero ...
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