1. Autobiografía sexual (Parte 12): Violada (entre comillas)


    Fecha: 30/09/2021, Categorías: Confesiones Autor: LorePadilla, Fuente: CuentoRelatos

    ... muñecas. Me giró para colocarme boca arriba, me quitó lentamente la cinta de los ojos y pude ver, gracias a la lámpara que traía, que se trataba de dos señores, sorprendidos de verme así. También pude ver a uno de mis lados que estaba como a la orilla de un lago, el cual reflejaba la luna y las estrellas. Ambos me cargaron y me subieron a una camioneta, preguntándome primero si estaba bien y yo respondí que sí.
    
    —¿Qué le pasó, jovencita? —preguntó uno de ellos.
    
    —Fui atacada por un sujeto. No me hagan nada malo, por favor. Ya estoy muy espantada.
    
    —Tranquila —dijo el otro—. Queremos llevarte al ministerio público, ¿estás de acuerdo?
    
    —Está bien. Muchas gracias.
    
    Llegados al ministerio público, los muy amables señores me acompañaron a denunciar y ellos rindieron su testimonio, pero el agente del ministerio público, sin motivo alguno, ordenó aprehender a los señores. Por más que los defendí y argumenté que ellos me rescataron los llevaron a los separos, mientras que a mí me canalizaron con el médico, quien dio paso a una interrogación algo fastidiosa y tuve que resumirle todo para dejar de recibir esas preguntas sin tacto.
    
    —Un sujetó me sometió, quiso violarme pero consentí y eso le molestó, por lo cual me golpeó, me dejó inconsciente y al despertar descubrí que me abandonó en la nada.
    
    —¿Eso dónde sucedió?
    
    —No sé exactamente. Estaba cerca de llegar a mi casa, por la carretera Querétaro-Tequisquiapan.
    
    —¿Sí sabes que en este momento te encuentras en San ...
    ... Juan del Río?
    
    Mi respuesta fue no. Se me olvidó preguntarle a los señores dónde me encontraba. Con razón no reconocía los parajes cuando me trasladaron en su carro. El médico salió del consultorio por unos momentos y regresó.
    
    —¿Podría saber por qué detuvieron a los señores que me acompañan?
    
    —Por inconsistencia en las declaraciones, pero salí a comentarle al agente del ministerio público lo que me acabas de señalar.
    
    —¿Y los pondrán en libertad?
    
    —No. Siguen siendo sospechosos.
    
    —¡Pero ellos me rescataron!
    
    —Con todo respeto, señorita, no sabes si fue uno de ellos el que te agredió porque comentas que traía pasamontañas. Es un modus operandi en el que se quieren hacer ver como buenas personas para que se les descarte como culpables.
    
    —Pero la voz de ellos no corresponde con la del que me agredió.
    
    —Se puede fingir la voz.
    
    Harta de la situación, salí del consultorio y me dirigí al agente de ministerio público para retirar mi denuncia, si es que se podía hacer eso, pero me lo negó y me advirtió que si llegaba a decir que fue falso lo que declaré me meterían a prisión.
    
    Ya era demasiado lo mal que la estaba pasando y no podía comunicarme con mis colegas abogados o con mi mamá porque mi celular no tenía batería. Pasaron unas horas para que me permitieran entrar a ver a los pobres señores que me ayudaron y estaban asustados. Les pedí perdón por no decirles que era de Tequisquiapan, pero ellos me explicaron otro motivo, susurrándome.
    
    —Somos guatemaltecos, ...