1. Autobiografía sexual (Parte 12): Violada (entre comillas)


    Fecha: 30/09/2021, Categorías: Confesiones Autor: LorePadilla, Fuente: CuentoRelatos

    Caminaba naturalmente por la vía pública, a más de diez calles de distancia de mi casa. Extrañamente, no había mucha gente como era costumbre, pero no le di importancia. Por mi mente solo pasaba el apuesto profesor Lorenzo que me dejó con ganas de garchar.
    
    Mi mirada estaba al frente todo el tiempo, cuando de pronto, alguien me sujetó del abdomen con un brazo, me tapó la boca con su otra mano y me jaló hacia la puerta trasera de un auto. Su fuerza era mucha que no podía hacer nada para zafarme. Como cualquier objeto que se avienta, me lanzó al asiento trasero, tomó cinta para atarme de las muñecas, de las piernas y también me puso en la boca, se pasó hacia el volante y arrancó. No pude verle la cara porque traía pasamontañas.
    
    Estaba asustada y hacía el intento de gritar, pero no podía con la cinta en mi boca. Minutos después, ingresamos a un lugar oscuro, apagó el carro y se pasó al asiento trasero conmigo.
    
    —Ahora sí, primor —dijo como nervioso—. Prepárate para saber lo que se siente ser mujer.
    
    El sujeto me empinó, puso sus rodillas sobre mis chamorros lastimándome, subió mi falda y me quitó el cachetero que traía puesto. Yo estaba temblando de miedo, pero sabiendo de antemano lo que me iba a hacer comencé a calmarme. «Tranquila, solo quiere sexo, no te va a matar» pensaba para dejar de gritar tras la mordaza, controlar mi respiración y evitar entrar en caos emocional.
    
    Como era de esperarse, sentí su pene tocar mis nalgas e instintivamente moví mi trasero hacia ...
    ... atrás, como queriendo tenerlo dentro. «¡Si lo vas a hacer hazlo ya!» pensaba luego de tanto vacilar de su parte, pero él no procedía. De repente, haló mi cabello tan fuerte que me hizo encorvarme y me propinó un duro golpe en la cara.
    
    —¡¿Por qué dejaste de gritar?! —exclamó furioso.
    
    Su siguiente acción fue meterme uno de sus dedos en mi concha y lo agitaba muy rápido. A petición de él, comencé a gritar amordazada como si lo que me hiciera fuera contra mi voluntad, pero para ese momento, en mi mente ya lo estaba sobrellevando para no generar un gran trauma, no tanto por la penetración sino por el golpe que me dio, que tiempo antes ya había experimentado esa clase de masoquismo con Adrián. Habiendo identificado el tipo de persona que era, lo único que tenía que hacer era fingir ser violada y soportar el tiempo que durara.
    
    Entonces comencé a hacer como que gritaba y el sujeto dio inicio a la penetración de manera brusca, rápida e intensa. No sentía nada mal su verga, así que mis gemidos fueron en gran parte naturales, así como mis gritos con cada dura embestida y las fuertes nalgadas que me propinaba.
    
    De pronto se detuvo y vi que en medio de la oscuridad se dejó ver una luz brillante.
    
    —¡Ah! ¡Qué rica estás, putita! ¡Vas para mi colección!
    
    Deduje que la luz era de su cámara y estaba por tomarme fotos o filmarme, pues continuó cogiéndome intensamente.
    
    Minutos después, hizo intentos por penetrarme analmente, cosa que me dolió muchísimo porque no lo sabía hacer ...
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